La condena a muerte de un ciudadano canadiense en China alimenta una crisis diplomática desatada con la detención en Canadá de la directora financiera de la compañía Huawei
PUBLICIDADChina condena a muerte a un ciudadano canadiense por tráfico de drogas, alimentando la crisis diplomática entre ambos países.
El juicio de Robert Lloyd Schellenberg, de 36 años, se repitió después de que se considerara que la pena de 15 años impuesta en noviembre era demasiado poco severa y el caso ha generado una gran expectación.
Tras conocer la condena, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha acusado a China de "aplicar arbitrariamente la pena de muerte" y ha dicho que trata de "una grave preocupación" para su Gobierno, "como debería serlo para todos sus amigos de la comunidad internacional y aliados".
Amnistía Internacional ha criticado el secretismo que rodea estos procesos en China y exige que se revoque la condena.
El caso llega en plena crisis diplomática entre Pekín y Ottawa tras la detención de la directora financiera de Huawei en Canadá a petición de Estados Unidos, que quiere su extradición para responder a acusaciones de fraude por violar las sanciones impuestas por Washington contra Irán.
Durante las semanas siguentes China detuvo a otros dos ciudadanos canadienses como sospechosos de actividades que, según Pekín, "ponen en riesgo la seguridad nacional". Estas acciones se han considerado una respuesta a la detención de Meng.
Además, las autoridades chinas no dieron a conocer el caso de Schellenberg, detenido en 2014, hasta después de la detención de Meng. Sin embargo, China ha insistido en que los casos no tienen relación.