El expresidente del Gobierno de España, citado a declarar por el partido de ultraderecha Vox, ha insistido en el Supremo que los líderes independentistas catalanes eran conscientes de que lo que estaban haciendo era ilegal.
PUBLICIDADMariano Rajoy, expresidente del Gobierno de España, ha reivindicado su versión del "procés" ante el Tribunal Supremo de España, insistiendo en que los líderes independentistas catalanes sabían que lo que estaban haciendo era ilegal.
"Eran plenamente conscientes de que no iba a autorizar un referéndum para liquidar la soberanía de España", ha incidido.
Rajoy quien dirigió España desde 2011 hasta que su Gobierno fue derrocado en una moción de censura el pasado mes de junio, ha repetido ante el tribunal los argumentos que le llevaron a aplicar el Artículo 155 de la Constitución.
A su juicio, lo que el Ejecutivo de Carles Puigdemont puso en marcha afectaba a derechos individuales, mientras que cambiar el Gobierno de Cataluña no. "Creo que hemos sido prudentes, fuimos muy prudentes, hicimos un esfuerzo para conseguir el apoyo de todos", justificó Rajoy su decisión, tras asegurar que la situación le preocupaba "francamente".
Sobre por qué nunca se sentó a dialogar con los líderes independentistas como Puigdemont le reprochó desde el inicio del pulso secesionista, el expresidente aseguró haber tenido una buena disposición al diálogo, pero haberle puesto un límite: "que son los españoles los que deciden lo que es España, que es la soberanía nacional y la Constitución".
"Es la obligación de cualquier presidente del Gobierno de España", añadió.
No recuerda si hubo violencia
Rajoy también fue interrogado sobre uno de los puntos clave del proceso: la existencia o no de violencia, por la que los acusados podrían ser condenados por un delito de rebelión, una pena grave en España que acarrea hasta 20 años de prisión.
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Preguntado por si utilizó la palabra "violencia" para definir lo que pasó en Cataluña esos días, respondió: "No lo recuerdo pero mi principal objetivo es que por ese camino no íbamos a ninguna parte, el eje de mis intervenciones hacía referencia a esa circunstancia".
"¿Recuerda algún acto de violencia anterior al referéndum?", continuó la defensa. “No recuerdo y no tengo aquí los datos”, insistió.
Rajoy también tuvo que afrontar preguntas sobre las imágenes de violencia policial que dieron la vuelta al mundo el día del referéndum. "¿Pensó en advertir a los votantes de los riesgos físicos de acudir el 1 de octubre?", le preguntaron.
"Jamás he tomado una decisión sobre un dispositivo policial, son decisiones que competen a los que están al frente de esos operativos", respondió.
Y añadió: "imágenes de estas desgraciadamente he visto muchas a lo largo de la historia, lo que a mí me gustaría decir es que la responsabilidad de los dirigentes políticos es evitar esas imágenes".
Citado por Vox
Rajoy había sido convocado a comparecer como testigo por el partido de extrema derecha Vox, que se aprovechó de la crisis catalana para prosperar y está jugando el papel de polémica acusación popular durante el juicio.
"Su comparecencia es muy importante porque estaba a la cabeza del país" antes, durante y después del intento de secesión de Cataluña en 2017 y "como testigo, está obligado a decir la verdad", adelantaba a AFP Paloma Román, politóloga de la Universidad Complutense de Madrid.
"Lo que él va a decir no dejará indiferente a nadie", dijo, ya que el debate es más virulento que nunca al acercarnos a las elecciones generales anticipadas de abril y a las elecciones europeas, municipales y regionales de mayo.
"Rajoy no jugaba a la política, jugaba al Derecho", dice a AFP Fernando Vallespin, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, recordando que "siempre utilizó el Tribunal Constitucional para frenar las iniciativas de los independentistas".
"La izquierda lo acusa de no haber intentado resolver el problema políticamente" y "la derecha de no haber actuado antes", resume Vallespin.
PUBLICIDADRajoy ha sido acusado en numerosas ocasiones de incitar a la independencia, mientras que entre las elecciones regionales de 2010, antes del inicio de su mandato, y las de 2017, los partidos secesionistas pasaron del 10% de los votos al 47,5% en Cataluña.
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