La primera ministra británica, Theresa May, busca un acuerdo in extremis con los laboristas que salve el Brexit. La Cumbre Europea extraordinaria del miércoles decidirá sobre su aplazamiento.
PUBLICIDADTheresa May camina sobre el fango de un Brexit, empantanado entre un acuerdo in extremis con la oposición laborista, o la defunción de un acuerdo que puede sembrar el caos tanto en el Reino Unido como en la Unión Europea (UE).
El tiempo apremia porque la Cumbre Europea extraordinaria convocada el miércoles tiene que tomar decisiones definitivas e irrevocables.
Algunos conservadores británicos, especialmente entre los más fervientes defensores del Brexit, recelan de un eventual acuerdo con los laboristas. Es más, recuerdan que Theresa May todavía puede presionar a Bruselas.
"Cuando se presente el próximo presupuesto de la Unión Europea, si todavía estamos dentro, tendremos por primera vez en siete años una oportunidad única para ejercer el veto, para poner dificultades. Y espero que cualquier primer ministro británico aproveche esa oportunidad", ha explicado el diputado conservador, Jacob Ress-Mogg.
Por su parte, los laboristas aseguran que Theresa May no ha movido ni un dedo y esperan algún gesto para seguir adelante con las negociaciones.
Unas negociaciones que deberían cerrarse el miércoles, como muy tarde.
"Esperamos que el Gobierno nos diga si están dispuestos a ceder en sus líneas rojas. Hemos debatido ampliamente, hemos entrado en detalles técnicos pero no hemos visto nada que nos haga pensar que están preparados para cambiar y facilitar un acuerdo", ha dicho la laborista Rebecca Long-Bailey.
El negociador jefe de la Unión Europea, Michel Barnier, quiere facilitar las cosas. Se manifiesta "abierto" a modificar el texto sobre las relaciones futuras entre Londres y Bruselas.
Theresa May ha pedido un mes de plazo, la Unión Europea ofrece un año pero exige que el Reino Unido, convoque las elecciones europeas.