Tras 10 años en el poder, el primer ministro israelí ve amenazada su posición al frente del país. Azul y Blanco, la coalición de Beni Gantz y Yair Lapid, amenaza con arrebatarle el gobierno a la derecha.
PUBLICIDADIsrael decide. Más de seis millones de personas (el 15% de ellas indecisas) están llamadas este martes a votar para formar un nuevo parlamento del que saldrá un nuevo gobierno. Colegios, hospitales y prisiones están abiertos hasta las 22 horas, bajo un importante despliegue de seguridad formado por 17.000 agentes.
Una vez más, el gran protagonista es Benjamin Netanyahu. Tras 10 años en el poder, tres mandatos seguidos, el líder de Likud aspira a la reelección sin ser tan favorito como en otras ocasiones, y sabedor de que la reciente imputación en su contra por soborno puede acabar siendo clave contra sus intereses.
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El gran rival a batir es Azul y Blanco, la coalición liderada por el exmilitar Benni Gantz y en la que también está el exministro Yair Lapid. Según los expertos, Azul y Blanco podría ser la lista más votada, pero eso no le garantizaría acabar al frente del gobierno. Los partidos de derecha, entre ellos Nueva Derecha, la nueva formación de otros dos exministros, Naftali Bennett y Ayelet Shaked, podrían acabar teniendo la llave de la nueva Knesset, a la que aspiran a entrar un total de 40 partidos. Gobierno, no obstante, solo habrá uno.