Visitamos la ciudad italiana devastada por un terremoto hace diez años. La UE aportó 350 millones para su reconstrucción. Pero las nuevas viviendas son de mala calidad. Se acusó de malversación al Gobierno de Berlusconi que lo gestionó. Hablamos con sus habitantes.
PUBLICIDAD"Nuestro viaje En ruta hacia las europeas se detiene en L'Aquila, localidad italiana destrozada hace diez años por un terremoto que devastó viviendas y edificios, y mató a 309 personas. Estamos en una de las plazas centrales y, como pueden ver por las grúas que hay detrás de mí, la ciudad aún se encuentra en fase de construcción diez años después", nos cuenta nuestra corresponsal Elena Cavallone.
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"Por toda la ciudad los andamios cubren la mayor parte de los edificios, se está realizando una enorme reconstrucción", asegura nuestro compañero Jack Parrock. "Han pasado diez años y la población de l'Aquila ha vivido en medio de estas obras. Existe mucha controversia sobre cómo se están desarrollando las nuevas casas y el proyecto de construcción".
"Exacto", continúa Elena. "Italia es el país que recibe la mayor cantidad de dinero de los fondos de solidaridad europeos. Vamos a hablar con dos personas: Andrea y Stefania, para comprender qué ha ocurrido y cómo viven los habitantes de l'aquila diez años después del terremoto".
Muchas de las personas que murieron o que resultaron heridas en 2009 eran estudiantes. Andrea y Stefania estudiaban aquí en aquel momento.
"Reaccioné con terror, puro terror", recuerda Andrea Mancini, habitante de l'Aquila. "Terror, llantos, porque desde donde yo vivo se puede ver todo el centro histórico. Por lo que nos dimos cuenta enseguida de que había sucedido una tragedia. Vimos el humo saliendo de las casas derrumbadas. Comprendimos que había habido una matanza y que todas esas casas se habían caído".
La Unión Europea financió un proyecto de construcción de viviendas provisionales en las afueras de la ciudad por valor de 350 millones de euros.
Fue gestionado por el Gobierno del entonces primer ministro Silvio Berlusconi. Hubo acusaciones de malversación de fondos, algunas viviendas eran de muy mal calidad y en los proyectos se infiltraron organizaciones criminales.
"En algunos apartamentos los balcones se han derrumbado, en otros hay filtraciones de agua en las paredes", relata Stefania di Nardo, habitante de la ciudad. "Han tenido problemas con los suelos, y las placas de escayola se estropearon. Esto ha afectado a mucha gente de l'Aquila".
Una mujer aquí, en Coppito, a quince kilómetros de l'Aquila, nos ha visto grabando y nos ha invitado a entrar en su casa. Conocía a mucha gente que murió en el terremoto.
"Una amiga muy querida, sus hijos, el pediatra de mis nietos... Hemos sufrido mucho".
A pesar de sentirse aislada en esta nueva localidad en la que tenido que vivir en los últimos diez años, Marcella del Vecchio cree que la Unión Europea la ha apoyado y quiere votar en las elecciones de mayo al Parlamento comunitario.
"Seguro que voy a votar. Es mi deber porque creo que es la única forma de dar las gracias", afirma Marcella del Vecchio.
De camino al centro histórico de l'Aquila Andrea nos ha contado que muchos negocios siguen luchando para resurgir tanto tiempo después de la tragedia.
"Esta es la piazza San Biagio, donde se desarrollaba mayormente la vida nocturna, donde tomábamos el aperitivo. Había un montón de bares, pasábamos mucho tiempo aquí", cuena Andrea Mancini.
Aunque los trabajos de reconstrucción son visibles en toda la ciudad, muchos de sus habitantes se sienten abandonados por la Unión Europea.
Estas dos mujeres se sienten impotentes:
¿Cómo nos percibe la Unión Europea? Me gustaría saberlo. ¿Nos ve? ¿Entieden las diferencias? ¿Entienden lo que está pasando aquí?
PUBLICIDAD"Esto es Europa. Tiene un sitema que debe destruirse y rehacerse porque no funciona. El poder de las élites tiene el control".
Seguimos a Stefania y Andrea por la ciudad para conocer el bar que Andrea abrió después del seísmo.
"Antes del terremoto solía decir que quería marcharme, que quería hacer esto y lo otro Pero en cambio desde entonces he desarrollado un sentimiento más fuerte de pertenecer a este sitio. Espero que el centro histórico vuelva a estar otra vez lleno de gente, con más y más actividades. Y espero que con mucha gente sonriendo", nos dice Andrea.