Una nueva generación de agricultores griegos lucha para hacer crecer sus explotaciones, pero las dificultades se multiplican. No creen que la solución a sus problemas vaya a llegar del Gobierno griego ni de las instituciones europeas
PUBLICIDADEn nuestro tercer día en Grecia, nos subimos al coche para darnos un paseo por el campo. Nos encontramos en una zona a las afueras de la ciudad de Larissa, donde vamos a hablar con dos jóvenes agricultores para que nos expliquen cómo gestionan sus explotaciones. Por supuesto, también hablaremos de las subvenciones europeas y de cómo ven el futuro.
Panagiotis Zissis es un agricultor de 28 años que decidió, durante la crisis económica en Grecia, iniciar una nueva vida en el campo, pero eso no le impide seguir al corriente de lo que ocurre en el mundo. De hecho, en su tiempo libre, es músico de rock. En su granja tiene 600 ovejas, que producen de media al año 250.000 litros de leche.
"No esperábamos enfrentarnos a tiempos tan duros"
"En los últimos años de la crisis, el número de animales en las granjas de esta región se ha triplicado -nos explica-. Muchos jóvenes se han incorporado a la profesión. Al principio estuvo bien, pero en las circunstancias actuales, las cosas son difíciles. No esperábamos enfrentarnos a tiempos tan duros, todos tenemos dificultades y todos lo hacemos lo mejor que podemos".
Tras siete años en este negocio, y pese a las condiciones difíciles de trabajo, Panagiotis mantiene la esperanza en su futuro profesional. Un futuro que, en su opinión, dependerá únicamente de su trabajo y no de las decisiones que alguien tome en Grecia o en la Unión Europea.
"Aún no he decidido si votaré en las elecciones europeas"
"Todavía no he decidido si votaré en las elecciones europeas porque hay muchos factores que ignoramos y que responden a determinados propósitos -afirma el joven ganadero-. La historia nos ha demostrado que muy pocos líderes han cuidado de la gente, han luchado por su pueblo, parece que la mayoría de ellos solo está intentando cubrir sus necesidades".
Cerca de la granja de Panagiotis están los terrenos de su amigo Christoforos, que cultiva maíz para alimentar al ganado.
"Mi nombre es Christoforos Angelis, tengo 29 años, y aquí están mis cultivos -relata-. Estudié agronomía. Empecé en esta profesión muy joven, siguiendo los pasos de mi padre, y este, los del suyo. He aprendido a vivir de esta profesión y a amarla".
Cristoforos cree que la sociedad a menudo no entiende a los agricultores.
"Sin la financiación de la Unión Europea, ningún cultivo puede crecer. Algo que la gente tiene que entender es que nosotros no nos beneficiamos personalmente de los subsidios. no son para ayudarnos a vivir mejor, sino para que los precios sean más bajos para el consumidor".
Al igual que otros muchos agricultores, los de Larissa están convencidos de que su trabajo es vital y piensan que se necesita sobre todo voluntad, más que elecciones o políticas agrícolas, para cerrar la creciente brecha entre las zonas urbanas y rurales de Grecia.