Reunidos en Ginebra en la conferencia anual de la OIT, que este año celebra su centenario, los tres países expresaron su inquietud ante la política agresiva de las principales naciones industrializadas.
La digitalización, la robotización o la inteligencia artificial suponen una amenaza para los trabajadores, que han visto sus condiciones degradarse en los últimos años.
Reunidos en Ginebra con motivo de la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo, los líderes de Alemania, Francia y Rusia compartieron inquietudes sobre las políticas comerciales agresivas de las principales potencias industrializadass.
Angela Merkel, canciller de Alemania, señaló que "no hay duda de que los princiaples naciones industrializadas del mundo se están beneficiando particularmente de la globalización y de la división internacional del trabajo. Y por eso son precisamente esos países, los países industrializados, los que tienen la obligación no solo de asegurar unas condiciones justas de trabajo para sí mismos, sino también incitarlos a que sea así en cualquier punto de la cadena de suministro mundial".
El presidente francés, Emmanuel Macron, evocó el peligro para los gobiernos si los trabajadores no comparten los beneficios de la innovación:
"Cuando el pueblo, sea cual sea su categoría, no progresa más, no puede adherirse a un régimen político tal y como se presenta frente a él. Es eso lo que está ocurriendo en nuestras democracias. Es lo que hace que algunos se sientan atraídos por el autoritarismo", alertó Macron.
Por su parte, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, advirtió del impacto negativo de lo que él define como "sanciones ilegales, proteccionismo y guerras comerciales": "La actitud de algunos países en la esfera del comercioy la economía se está volviendo cada vez más agrevisa, rozando la arbitrariedad. El orden mundial que hemos construido durante décadas, está siendo amenazado" señaló Medvédev.
Uno de los principales problemas a los que se está enfrentando Europa es el envejecimiento de la mano de obra y la presión cada vez más grande que se ejerce sobre los sistemas de pensiones.