Encuentran en Argentina al nieto 130 desaparecido durante la dictadura

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Derechos de autor REUTERS/Agustin Marcarian
Por Carmen Menéndez
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Encuentran en Argentina al nieto 130 desaparecido durante la dictadura. Un abrazo ha puesto fin a cuatro décadas de vacío y búsqueda, desde que Javier Darroux Mijalchuk desapareció junto a su madre siendo un bebé, durante la última dictadura argentina

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Cuarenta años han tardado Roberto y su sobrino Javier en poder fundirse en un abrazo. Cuarenta años de vacío y búsqueda desesperada, desde que Javier, siendo un bebé de cuatro meses, desapareció junto a su madre durante la última dictadura argentina.

Javier Matías Darroux Mijalchuk es el nieto 130, identificado gracias a los análisis genéticos y a las Abuelas de la Plaza de Mayo. Su historia se ha hecho pública este jueves en un acto cargado de emoción. 

"La restitución de mi identidad es para mí un homenaje a mis padres, una caricia en el alma, un símbolo de memoria, verdad y justicia -dijo Javier-. Un símbolo que si tengo que definirlo en un momento que lo represente no hay otro más significativo que el abrazo con mi tío, cuando tras cuarenta años de búsqueda pudo decir: ¿sos vos, Javi? y abrazarme como nunca antes nadie, ni nunca nadie podrá volver a hacerlo".

Su padre, Juan Manuel Darroux, desapareció a principios de diciembre de 1977. Su madre, Elena Mijalchuk, que estaba desesperada, recibió una carta, firmada por él, en la este supuestamente le daba cita en un lugar de Buenos Aires. Ella acudió a la cita, embarazada y con su bebé Javier en brazos. Nunca se volvió a saber de ellos.

Durante cuatro décadas, el tío de Javier, Roberto, y sus abuelos, siguieron buscando al pequeño y a su madre.

"Esa cara de un desaparecido es un muerto que vuelve todos los días, con una boleta debajo de la puerta de una casa pensando que es la carta de mi hermana que venía de cualquier lugar del mundo", dijo emocionado y con la voz quebrada Roberto Mijalchuk.

Según se supo después, el bebé apareció abandonado en una calle a tres manzanas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el temido centro de detención de la dictadura. Fue dado en adopción, a una familia que desconocía de origen, pero nunca le ocultó que era un niño adoptado.

La esposa de Javier, Vanina, fue una de las personas que le animó a contactar con las Abuelas de la Plaza de Mayo hace ya una década. La comparación de sus muestras de sangre con las de su banco de datos genéticos descubrió la verdad.

El abrazo entre tío y sobrino se repitió varias veces durante la rueda de prensa, con la emoción a flor de piel. A la familia aún le queda un gran vacío, saber qué pasó con el otro bebé del que estaba embaraza cuando desapareció la madre de Javier.

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