Junio fue el més de junio más cálido de la historia, julio el mes más calido de la historia en términos absolutos... Los efectos del calor son visibles a simple vista desde el espacio.
España, Portugal y Francia, "cocinadas" por el sol y la falta de precipitaciones. Junio fue el més de junio más cálido de la historia, julio el mes más calido de la historia en términos absolutos... y los efectos del calor son visibles a simple vista desde el espacio.
El servicio europeo de observación terrestre Copernicus ha publicado dos imágenes que hablan por sí mismas del calor y sus efectos en la vegetación.
La primera imagen, tomada el 14 de mayo de este año muestra las zonas más áridas de España y Portugal en colores marrones y ocres. Sin embargo Francia, con muchos más recursos hídricos aparece cubierta de verde. Desde los bosques del macizo central, hasta los campos de cultivo de Paso de Calais.
Mayo de 2019
Sin embargo, este es el panorama el 22 julio justo antes de la segunda ola de calor (y la más contundente para Francia). La imagen se ha tomado utilizando los mismos instrumentos (el OLCI del satélite Sentinel-3) y los mismos reglajes. Está por ver cómo ha evolucionado la situación después de la ola de calor de récord de finales de mes, pero desde entonces no han habido días sin nubes en la región que permitan una instantánea similar, según nos explican desde Copernicus.
Julio de 2019
Por supuesto este es un proceso natural que ocurre todos los veranos, pero este año se ha dado con especial intensidad, llevando a muchas regiones del centro de Francia a declarar el nivel de "crisis" por sequía, imponiendo restricciones al consumo de agua en muchas regiones.
En julio de 2018 España y Portugal estaban más o menos igual, pero la vegetación en Francia había sufrido menos los efectos del calor y la falta de agua. Especialmente en el oeste.
Julio de 2018
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Aunque los recursos hídricos "naturales" de Francia son mucho mayores, con más ríos y más caudalosos, precisamente por eso apenas hay embalses para almacenarla, como ocurre en España.
Un informe preentado en la cumbre del clima del año pasado en Polonia advertía que la cuenca del Mediterráneo es especialmente sensible a los efectos del cambio climático.