Una excepcional sequía rescata del olvido la rica historia megalítica de España

Una excepcional sequía rescata del olvido la rica historia megalítica de España
Derechos de autor Angel Castaño, presidente de la Asociación cultural Raíces de Paralêda
Por Marta Rodriguez Martinez
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Aunque no era desconocido para los expertos en Paleontología españoles, una sequía sin precedentes ha sacado del olvido público al Dolmen de Guadalperal, uno de los mayores monumentos megalíticos de la Península Ibérica.

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Aunque no era desconocido por los expertos españoles en Prehistoria, una sequía sin precedentes ha sacado de la indiferencia mediática al Dolmen de Guadalperal, uno de los mayores monumentos megalíticos de la Península Ibérica sumergido en un pantano durante casi más de seis décadas.

Se trata de una espectacular estructura que en 1963 desapareció bajo las aguas del embalse de Valdecañas, una obra hidráulica construida bajo el régimen franquista, empecinado en pasar a la historia por la asiduidad con la que inauguraba pantanos.

Conformado por 93 soportes, algunos lo han apodado el 'Stonehenge español', aunque la catedrática de Prehistoria, Primitiva Bueno Ramírez, precisa a Euronews que es una construcción distinta a la del icónico monumento inglés. Se trata de una complejo funerario, que data de entre el 4000 y el 2500 a.C. El Stonehenge es una construcción a cielo abierto y que no fue destinada exclusivamente para enterramientos, aunque recientemente se han localizado.

Bueno explica que la visión que tenemos siempre de estas estructuras megalíticas son sus ruinas, pero para entender lo que fue en su día el Dolmen de Guadalperal, hay que imaginarsélo recubierto por un túmulo con un pasillo de acceso a la cámara. Allí se encuentran una serie de grabados, que la historiadora estudió durante la década de 1990. "Suelen estar orientados a dónde pasa la luz solar, con una intención funeraria", explica.

Angel Castaño, presidente de la Asociación cultural Raíces de Paralêda

Esculpida en una de sus piedras se puede observar una línea sinuosa que Ángel Castaño, presidente de la Asociación cultural Raíces de Paralêda, de Peraleda de la Mata, cree que podría tratarse de un hito de la cartografía europea. Dice que sus curvas podrían corresponder con los meandros del río Tajo, a su paso por la zona. "Te sirve para navegar el río", señala a Euronews.

El Tajo constituye una de las principales fronteras naturales que dividen de norte a sur la Península Ibérica, difícil de franquear en particular a su paso por Extremadura. Solo había unos pocos puntos por donde se podía cruzar y Castaño explica que dónde se sitúan el Dolmen de Guadalperal es uno de ellos.

Sin embargo, Bueno señala que estas formas sinuosas son muy comunes en todo el arte megalítico europeo.

Cuenca del Tajo y localización del Dolmen del Guadalperal.

La Asociación cultural Raíces de Paralêda ha hecho una petición online para que se retire el monumento del pantano, antes de que vuelvan a cubrirlo las aguas. "Las piedras son de granito, son muy porosas y les están saliendo grietas", explica Castaño.

"Para levantar un monumento y trasladarlo hace falta un informe arqueológico muy bien documentado, además de los correspondientes estudios que aseguren que el traslado de las piezas no va a suponer que se quiebren o se rompan", indica Bueno, que precisa que hace falta documentación 3D antes de tomar una medida de este tipo.

Más patrimonio megalítico hundido

Para la experta, el recién resurgir del monumento es una oportunidad para que se hable del patrimonio megalítico del país."Toda la zona del suroeste de España es riquísima en datos sobre los primeros agricultores y metalúrgicos y hace diez años ni se barajaba", añade. De hecho, no es el único monumento de esa época oculto bajo las aguas de un pantano del franquismo.

"Conocemos dólmenes sumergidos en embalses en otros puntos del Tajo, como los de Guadancil a unos kilómetros aguas abajo de Guadalperal", explica a Euronews Enrique Cerrillo Cuenca, investigador del CSIC.

"Del proyecto desarrollado hace unos años allí, sabemos que la presencia de un dolmen es una especie de 'punta de iceberg' y que en torno a los monumentos más grandes pudieron agruparse otros de menor entidad e incluso poblados".

Cerrillo dice que se sabe muy poco de las comunidades neolíticas que habitaban esta zona del Tajo, pero que tienen entre ellos elementos de localización en común: "junto a las riberas de los ríos, y especialmente en su principal caudal".

"La investigación del entorno de Guadalperal podría servir para conocer el contexto de un enterramiento colectivo que formaba parte del paisaje que percibían las comunidades prehistóricas de 6000 a 4000 años antes del presente".

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