Científicos australianos siguen con sumo interés la trayectoria de la gigantesca balsa de piedra pómez que se dirige desde el Océano Pacífico hacia la Gran Barrera de Coral. Su tamaño es imponente, de entre 60 y 120 Km2 cuadrados, y trae consigo miles de millones de microorganismos.
Científicos australianos siguen con sumo interés la trayectoria de la gigantesca balsa de piedra pómez que se dirige desde el Océano Pacífico hacia la Gran Barrera de Coral. Su tamaño es imponente, de entre 60 y 120 Km2. Se cree que se formó tras la reciente erupción de un volcán submarino cerca de la isla de Tonga. Fue avistada por vez primera dos día más tarde, el 9 de agosto, y lleva consigo miles de millones de microorganismos.
"Traer a miles de millones de seres a la vez a un nuevo hogar, que se sumen a las poblaciones de coral existentes, que sufren el blanqueamiento debido a los ciclones, en particular... Es un impulso extra de nuevos elementos que pueden ayudar a reponer y restaurar el arrecife", explica Scott Bryan, profesor e investigador geocientífico de la Universidad Tecnológica de Queensland.
Se trata, pues de un gigantesco arca de Nöe de vida con frecuencia microscópica que puede favorecer el establecimiento y la colonización de nuevas especies en una Gran Barrera de Coral moribunda. En los últimos años, debido en gran parte al cambio climático, la muerte ha teñido de blanco a la mitad de sus arrecifes.