La trágica muerte de Sahar Khodayari ha puesto a Irán bajo el foco del fútbol mundial. Muchas voces critican la postura laxa de la FIFA contra la Asociación iraní.
PUBLICIDADEn los centros comerciales de Teherán, mujeres y hombres disfrutan juntos de la retransmisón de los partidos de fútbol. Algo presumiblemente normal, sino fuera porque en este país la relación entre fútbol y mujeres no es ni mucho menos tan normal como debiera. La muerte hace una semana de Sahar Khodayari, que se quemó a lo bonzo por temor a ir prisión por asistir a un estadio ha puesto el foco del fútbol mundial en Irán.
"A todo el mundo le gusta el fútbol, nos gusta mucho", confiesa una mujer mientras ve el partido. "A mí personalmente, y a pesar de que no sé mucho sobre este deporte, me encanta ver los partidos".
Las muchas condenas llegadas de todas partes del mundo han hecho reaccionar mínimamente al gobierno iraní, que ha anunciado que en el próximo partido oficial de su selección, el 10 de octubre contra Camboya, permitirá el acceso al estadio a las mujeres.
Pero las críticas no solo apuntan a la Asociación Iraní de Fútbol, sino también a la FIFA. Muchas voces autorizadas, entre ellas la del excapitán de Australia y activista Craig Foster, lamentan que el máximo organismo del fútbol mundial no prescinda de Irán como mandan sus estatutos, que recuerdan que "la discriminación por motivos de género será penada con la expulsión". La muerte de Khodayari, de momento, no parece motivo suficiente.