Bloqueo en Israel: Gantz rechaza el gobierno de unidad propuesto por Netanyahu. El líder de Azul y Blanco se niega a formar una coalición con el Likud si eso supone dejar entrar en el ejecutivo a la ultraderecha y los ultraortodoxos
En Israel, el bloqueo político se ha vuelto a instalar tras las elecciones de esta semana. Pese a que Beny Gantz y Benjamín Netanyahu aceptaron darse un apretón de manos el martes en el memorial de Simon Peres, lo cierto es que entre los dos hombres hay un abismo.
**Gantz ha rechazado la oferta de gobierno de unidad nacional de Netanyahu porque dice que no aceptará formar un ejecutivo con la ultraderecha y los ultraortodoxos.
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**La oferta de Netanyahu
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Horas antes, el paso del primer ministro en funciones sorprendió a todos. "Cuando no hubo una victoria clara en las legislativas, Simon Peres optó por la unidad nacional. Ahora te pido Beny que trabajemos juntos para llevar a Israel a una costa segura", le pidió públicamente Netanyahu a Ganz.
Sin embargo, tras esa mano tendida se escondía un regalo envenenado porque a esas horas, el líder del derechista Likud, ya había firmado un compromiso con los ultraortodoxos y la ultraderecha para negociar como un solo bloque.
Gantz replica que quiere un gobierno de unidad liberal y comandado por él
La respuesta de Gantz, líder de la formación centrista Azul y Blanco, no se hizo esperar. Dejó claro que aspira a formar un gobierno de unidad nacional, pero comandado por él y según sus condiciones.
"Quiero y pretendo establecer un gobierno de unidad amplio y liberal encabezado por mí, un gobierno que refleje la voluntad del popular y cumpla nuestras principales promesas", replicó el antiguo jefe del Estado Mayor israelí.
Acusan a Netanyahu de aferrarse al poder y arrastrar al país a unas terceras elecciones
El martes pasado, las segunda elecciones en cinco meses concluyeron con un empate técnico entre Gantz y Netanyahu y un reparto de votos que hace casi imposible otro gobierno que no sea el de unidad.
Azul y Blanco acusa ahora a Netanyahu de querer arrastrar al país a unas terceras elecciones, aferrándose al poder que ocupa de forma ininterrumpida desde hace una década.