Los ataques a las milicias kurdas se han cobrado centenares de muertos y provocado una huida masiva de civiles.
PUBLICIDADMorteros golpeando edificios residenciales. Es la Imagen que estos días presencian los ciudadanos de la región fronteriza turca de Akcakale, que asisten atónitos a la ofensiva militar de Turquía en el noreste de Siria.
El régimen de Ankara volvió a desplegar tropas este viernes en el que fue el tercer día de unos ataques que han causado la muerte de cientos de personas. Turquía ha intensificado su ofensiva aérea y terrestre contra la milicia kurda, y promete seguir con la operación el tiempo que sea necesario.
"Nunca detendremos este paso que hemos dado contra las milicias kurdas, que tampoco son bienvenidas por el régimen sirio. No lo detendremos y no importa lo que digan los demás. Estamos recibiendo amenazas de derecha a izquierda", dice Tayyip Erdogan.
Estados Unidos se desmarca
Estados Unidos sostiene que la operación turca ha tenido un alcance limitado y afirma que nunca ha recibido luz verde de su parte. Mientras, a medida que los combatientes se reposicionan, la población civil huye de la escena.
El portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Hervé Verhoosel, informó de desplazamientos masivos de población desde que se ha producido la escalada de la violencia. Más de 70.000 personas de Ras al-Ain y Tal Ab-yad han sido desplazadas.
"Lo que está sucediendo y lo que ha estado sucediendo en las últimas 48 horas es extremadamente preocupante, y creo que se están juntando los ingredientes para que lamentablemente se produzca otra crisis humanitaria más en Siria", dijo Christian Cardon de Lichtbuer, jefe adjunto de operacionbes para Oriente Medio del Comité Internacional de la Cruz Roja.
El Estadio Islámico se reposiciona
La milicia kurda advirtió que el Estado Islámico puede aprovechar la coyuntura para reforzarse. La organización reivindicó la autoría del atentado con coche-bomba que estalló en Qamishli, en el que murieron al menos 4 civiles.