La pertenencia a la UE ha dividido profundamente al Partido Conservador británico desde su adhesión. El Brexit se ha convertido ahora en su principal causa.
PUBLICIDADUna de las grandes y tradicionales formaciones políticas del Reino Unido, el Partido Conservador, ha vivido profundamente dividido durante años. Y la principal razón ha sido Europa.
La desconfianza en la UE de los conservadores
Muchos conservadores, especialmente en zonas rurales y menos pudientes, ven a la Unión Europea como un ente ajeno que interfiere en el estilo de vida británico. Promoviendo la inmigración e imponiendo leyes y regulaciones no deseadas. Durante la mayor parte del tiempo que el país ha formado parte del club comunitario el partido conservador ha estado considerando su futuro en él.
Cuando el ex primer ministro David Cameron no pudo obtener más concesiones, convocó un referéndum que determinó la salida de la UE. Desde esa consulta de 2016 los conservadores han considerado que cosumar el Brexit era su principal misión. Lo que los ha enfrentado con parte de la población en rotundo desacuerdo.
El giro a la derecha de Johnson
En un primer momento Theresa May intentó un planteamiento moderado. Pero tuvo que abandonar después del repetido rechazo del Parlamento a su acuerdo con Bruselas.La llegada de Boris Johnson ha supuesto un bandazo a la derecha de la formación apostando por Brexit más duro
Lo que ha creado otro problema, el futuro del propio Reino Unido. El independentismo ha crecido en Escocia. Y quedan aún muchas cuestiones por resolver sobre la situación de Irlanda del Norte.
Los conservadores, que son también unionistas, podrían tener cada vez más difícil mantener la unidad del país.
La gestión económica ya no es la clave
Un partido que defiende la libre empresa, los impuestos bajos y la creación de riqueza ha gobernado en tiempos de austeridad y crecimiento económico. Pero también ha sido acusado de estar liquidando servicios públicos fundamentales como la sanidad, ignorando a trabajadores y pensionistas.
Hasta ahora se decía que los británicos votaban según las libras que tuvieran en el bolsillo. Pero en la era del Brexit la política económica ya no parece ser determinante a la hora de hacerse con las llaves de Downing Street.