La cifra de muertos asciende a 23 desde el pasado mes de septiembre mientras las llamas ponen en peligro algunos de los paraísos naturales del país
Los incendios en Australia no dan tregua en el nuevo año. Unos doscientos focos continuaban ardiendo este domingo en el sureste del país, a pesar de una bajada de casi veinte grados de las temperaturas que ha facilitado las tareas de los bomberos.
El día anterior, los fuertes vientos y máximas de hasta cincuenta grados obligaron a elevar la alerta de emergencia en una veintena de puntos. En la localidad de Batlow ha muerto una persona por un paro cardiaco, lo que eleva la cifra total desde septiembre a 23. Tray Dawley es capital del Servicio Rural de Bomberos e indica que "hay que seleccionar objetivos y batallas. Elegimos lo que podíamos salvar, casas que eran defendibles [...]. Escogemos batallas, entramos y esperamos ganarlas. No las ganamos todas, pero tuvimos algunas buenas victorias anoche".
La isla Canguro, conocida como las Galápagos australianas, ha surido importantes daños en los trabajos de conservación de animales como canguros o koales. Un tercio de su superficie está calcinada.
Las aseguradoras estiman las pérdidas acumuladas en unos 268 millones de euros y además ha habido daños en una central eléctrica de Nueva Gales del Sur. La aerolínea Qantar ha cancelado algunos de sus vuelos en el aeropuerto de Canberra.
El humo ha llegado a Nueva Zelanda, a más de dos mil kilómetros, donde varias personas han tenido problemas respiratorios