El superviviente de Auschwitz Leon Schwarzbaum muestra su número de identificación tatuado en su casa de Berlín.
El superviviente de Auschwitz Leon Schwarzbaum muestra su número de identificación tatuado en su casa de Berlín. Derechos de autor AP / Markus SchreiberMarkus Schreiber

La agonía en Auschwitz se cuenta a través de los tatuajes

Por Joël Chatreau
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A solo días de conmemorar el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz, te contamos en imágenes el inicio de la práctica de los tatuajes de identificación, sus creadores y el inhumano método de separación de prisioneros en el campo de exterminio más grande de los nazis.

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El campo de Auschwitz II (Birkenau), liberado el 27 de enero de 1945, es el lugar más conocido del mundo debido a la matanza de judíos y otras comunidades: gitanos, homosexuales, polacos, soviéticos y personas disidentes del régimen nazi provenientes de al menos 20 países diferentes.

Esta infraestructura, dedicada a las peores prácticas de la humanidad, fue conquistada por el Ejército Rojo hace 75 años. Sin embargo, los sobrevivientes nunca pudieron escapar totalmente de Auschwitz, ya que los soldados nazis establecieron en este campo el más despreciable método de identificación de prisioneros: tatuajes.

AP / Kevin Wolf
Agi Geva, sobreviviente de Auschwitz-Birkenau, quién ahora vive en el estado de Washington en Estados Unidos.AP / Kevin Wolf

En los otros campos establecidos por Adolfo Hitler, los deportados llevaban un número de identificación cosido en el uniforme, a la altura del pecho. A principios de 1943, el líder de Auschwitz, Rudolf Höss, decidió tatuar a todos los prisioneros, hombres y mujeres, excepto a los alemanes.

El 14 de junio de 1940 se considera la fecha de inicio del campamento, establecido en un distrito abandonado de la ciudad polaca de Oswiecim, ubicada al sur del país. Ese día llegó el primer convoy de 728 presos políticos polacos. Pero sólo en diciembre de 1941 se "probó" el tatuaje, principalmente en los prisioneros soviéticos, a los que las ‘Escuadras de Protección' (SS), grupo militar creado por Hitler, atacaron ferozmente: murieron en gran número, de 15.000 internos, sólo sobrevivieron 1.000.

AP / David Keyton
Leon Weintraub, de 94 años, muestra sus marcas y tatuaje en su casa en Estocolmo.AP / David Keyton

El primer método de tatuaje fue una verdadera tortura: una placa, llena de agujas que formaban los números del novato, se clavaba brutalmente en el pecho del deportado; luego se aplicaba la tinta sobre la piel grabada. A partir de la primavera de 1942, los polacos también fueron sometidos al mismo trato cruel.

La práctica del tatuaje sistemático en el antebrazo izquierdo

No fue hasta el 22 de febrero de 1943, como se indica en una tarjeta escrita por el Kommandantur  (comandante, en español) de Auschwitz, que se inició la práctica del tatuaje sistemático de deportados, judíos y otros, que habían escapado de la muerte en las cámaras de gas porque eran considerados aptos para el trabajo por las SS.

Los nazis creían que era la mejor manera de identificar a todos los prisioneros -incluso en caso de muerte- dada la inmensidad del campo, que con sus 47 anexos tenía una extensión de 40 kilómetros cuadrados.

El número de identificación estaba tatuado en el antebrazo izquierdo, generalmente en el exterior; a veces se hacía en el interior del antebrazo. Los "schreibers", que también eran prisioneros, registraban el nombre y el número de los asignados a cada barracón.

AP / Markus Schreiber
Leon Schwarzbaum muestra su tatuaje en la corte para el juicio contra el guardia de la SS, Oskar Groening, en julio de 2015.AP / Markus Schreiber

En el libro "Doctor en Auschwitz", el forense Miklos Nyiszli, un judío húngaro, relata: "El prisionero utiliza un instrumento lleno de tinta para hacer cientos de pequeños pinchazos en su brazo. Aparecen manchas azules y borrosas en su lugar. Me tranquiliza, la piel estará un poco inflamada, pero pasará al cabo de una semana y los números se desprenderán claramente".

Cuando el deportado bajaba del tren, si los guardias pensaban que estaba sano y en condiciones de trabajar, normalmente se le tatuaba al día siguiente - una regla que no siempre se respetaba.

El siguiente paso era pasar por un edificio llamado de desinfección, apodado "la sauna". Allí fue grabado, despojado de todas sus pertenencias, afeitado desde la cabeza hasta el pubis. Después de la ducha, le dieron el tristemente famoso vestido de rayas.

AP / Matthias Schrader
Eva Umlauf de Múnich, Alemania.AP / Matthias SchraderMatthias Schrader

Reducidos a un número

El número entintado en la piel es uno de los aspectos más destacados del proceso de deshumanización estudiado por la máquina de muerte nazi. El prisionero ya no tenía ni siquiera un nombre, era simplemente un "número de registro": tenía que aprenderlo de memoria y ser capaz de recitarlo, en alemán, en cada llamada.

Para los judíos más ortodoxos fue una desfiguración más, ya que la Torá prohíbe cualquier modificación irreversible del cuerpo, incluyendo los tatuajes. Pero sabemos que los seres humanos tienen la capacidad de adaptarse a todo, incluso al infierno en la tierra. En el emblemático libro Si esto es un hombre dePrimo Levi explica cómo algunos deportados lograron encontrar algo de humanidad detrás de cada número.

"Algunos de nosotros nos hemos ido familiarizando con la ciencia funeraria de los números de Auschwitz, que por sí solos resumen las etapas de la destrucción del judaísmo en Europa", escribió el autor de Turín. "Para los ancianos del campamento, el número lo dice todo: la fecha de llegada al campamento, el convoy del que formaban parte, su nacionalidad. Un número entre 30.000 y 80.000 es siempre tratado con respeto, sólo quedan unos pocos centenares".

Yevgeny Kovalyov, de 92 años, uno de los sobrevivientes de Auschwitz, muestra el número de identificación en su piso de Moscú, Rusia. Kovalyov fue enviado a Auschwitz en 1943. - AP / Alexander Zemlianichenko

Según varios testimonios, los guardias de las SS parecían tener cierto respeto por los prisioneros de menor número, prueba de su resistencia y capacidad de supervivencia. A veces se les asignaba una tarea menos onerosa que a los prisioneros recién llegados.

Había unas 400.000 personas registradas y reducidas a un número en el mayor campo de exterminio nazi: más de la mitad de ellas murieron allí. De un total de 1,3 millones de hombres, mujeres y niños que llegaron a los campos de Auschwitz, 1,1 millones nunca salieron con vida, el 90% eran judíos de toda Europa.

Fuentes adicionales • Adaptado por Blanca Castro

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