En el pueblo griego de Chalkios están desbordados. Los solicitantes de asilo no caben en el centro de refugiados que tiene una capacidad de 1000 personas. Los que no caben se las arreglan para construir chabolas en los alrededores e invaden los campos.
En el pueblo griego de Chalkios están desbordados. Los solicitantes de asilo no caben en el centro de refugiados que tiene una capacidad de 1000 personas. Los que no caben se las arreglan para construir chabolas en los alrededores e invaden los campos. Las tierras de los agricultores de la zona se están volviendo estériles.
Kostas es uno de los granjeros afectados: "La vida ahora es más dura. Nadie sale una vez que se pone el sol. Estamos asustados. Esto es un descontrol: robos, campos llenos de heces... No podemos cultivar. Todos nuestros campos cerca del centro han sido ocupados y no podemos trabajar".
Muchas propiedades de la zona están quedando en la ruina. Sergios, encontró su casa de campo carbonizada: "Prendieron fuego a todo. Hasta el techo llegaban las llamas, todo lo que estaba aquí - excepto las cosas hechas de hierro - se quemaron. Nadie me ha dicho por qué pasó todo esto. No lo entiendo"
El alcalde de Chalkios, Vasilis Vigkas, señala que este tipo de incidentes se han convertido en una una rutina diaria: "Lo primero que hacemos cuando nos levantamos cada mañana es revisar nuestros cultivos, nuestras granjas, para ver si todo está en su lugar y podemos empezar nuestra jornada".
El centro de refugiados tiene una superficie de unas 40 hectáreas. Mientras que la parte ocupada por las chabolas llega al doble de la extensión del centro, unas 80 hectáreas, según el alcalde de Chalkios.