La falta de recursos ha despertado la imaginación de los científicos para encontrar soluciones. Las impresoras 3D son capaces de imprimir las válvulas necesarias para que los respiradores funcionen.
PUBLICIDADLa crisis del coronavirus ha puesto a prueba los sistemas sanitarios del mundo que están haciendo frente como pueden a la escasez de material.
La falta de recursos ha despertado la imaginación de los científicos para encontrar soluciones. Esta impresora 3D es capaz de imprimir las válvulas necesarias para que los respiradores funcionen.
"Hemos conseguido crear una máquina que puede ser replicada en cualquier parte del mundo con maquinaria y materiales electrónicos que se pueden encontrar muy fácilmente y que son accesibles para todos, y con materiales que también son asequibles para todos", asegura Marcos Castillo, ingeniero informático.
La máquina está diseñada para que sea posible replicar un ejemplar cada tres o cuatro horas. El ingeniero cuenta que el proyecto nació con una red de voluntarios coordinada a través de Internet. Esta iniciativa pretende echar una mano a un sistema hospitalario desbordado.
También en Bosnia escasean los recursos. Las mascarillas han desaparecido de las farmacias y por eso un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad de Zenica han comenzado a imprimirlas.
Estos escudos faciales se distribuyen gratuitamente en hospitales y ambulancias.
"Aquí imprimimos los marcos de plástico que están adheridos en la parte inferior y superior de la máscara. La parte de plexiglás se recorta en otro lugar y la traemos aquí para que se ajuste a las pantallas faciales que finalmente desinfectamos", nos explica Belmin Hinovic, un estudiante bosnio.
En esta crisis, los propios Gobiernos e instituciones han hecho un llamamiento al entorno tecnológico para erradicar lo antes posible la pandemia. Desde Lituania están intentando que la producción salga lo más barata posible.
"Los hicimos de tal manera que la producción nos costaría quizás un tercio de lo que costaría la compra en el mercado. Y seguimos recibiendo sugerencia de los ingenieros sobre cómo producir de forma más barata", apunta Paulius Briedis, fundador y director de la escuela de robótica mokykla.
Los materiales originales necesarios cuestan mucho más que los modelos tridimensionales, aunque estos últimos son de menor calidad y no se pueden reutilizar.
Algunos fabricantes ya se han manifestado en contra de esta labor que, a su parecer, infringe la propiedad intelectual y han amenazado con demandar a quienes impriman.