COVID 19: El despliegue del 5G en Europa, en cuarentena por el coronavirus

Una antena de red móvil de alta velocidad 5G se muestra cerca de Montpreveyres, en el oeste de Suiza (archivo)
Una antena de red móvil de alta velocidad 5G se muestra cerca de Montpreveyres, en el oeste de Suiza (archivo) Derechos de autor FABRICE COFFRINI/AFP
Por Rafael CerecedaCristina Giner
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Muchos países europeos han aplazado 'sine die' las subastas de frecuencias de tecnología móvil 5G que estaban previstas en estas fechas. Huawei reconoce que habrá retrasos en el despliegue. El movimiento de rechazo a esta tecnología sigue creciendo.

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La histórica crisis de sanitaria y la paralización económica por el COVID-19 han puesto en cuarentena también la tecnología móvil 5G en Europa. Un frenazo al que se suman las dudas de su impacto sobre la salud y el medioambiente.

La cancelación debido a la epidemia del Mobile World Congress de Barcelona, que debía ser la gran puesta de largo de esta tecnología en el mundo, se ha convertido en el signo premonitorio del frenazo en seco del despliegue en Europa que tenía que darse en estas fechas.

La Unión Europea había establecido el 30 de junio como día límite para que los Estados miembros tomasen “medidas concretas y cuantificables” para aplicar la última generación de redes móviles.

Todas licitaciones de los Estados miembros deberían haber acabado a finales de junio pero el llamado “segundo dividendo digital” -la liberación y subasta de frecuencias actualmente asignadas a la televisión- tendrá que esperar.

La fecha que era aplazable por motivos como el de “fuerza mayor”, y qué mayor fuerza que la mayor pandemia en un siglo.

Retrasos en las subastas de frecuencias

La crisis sanitaria ha retrasado las subastas de frecuencias para las redes 5G en buena parte de Europa. Francia tenía sacarlas a medidos de abril y ha pospuesto las subastas ‘sine die’.

España ha comunicado a la UE el aplazamiento por razones de fuerza mayor sin fecha. También hay retrasos en Austria, Portugal o República Checa.

Huawei, en plena ofensiva comercial para instalar su red, reconocía esta semana que la actual situación retrasará el despliegue, sin embargo su presidente Eric Xu aprovechaba para darle un empujón comercial declarando que la tecnología 5G sería de gran ayuda para asegurar la conectividad durante la crisis, en la que está creciendo exponencialmente el uso de Internet.

La operación de seducción de China con su diplomacia de las mascarillas en Europa, puede estar relacionada con la guerra comercial por el 5G, además de ser un evidente intento de mejorar su imagen por una pandemia nacida en el corazón del gigante asiático.

Estados Unidos ha cerrado su mercado a Huawei, dejándoles fuera de Google Play e intenta convencer a otros países de hacer lo mismo. La UE decidió en enero dejar la puerta abierta si Huawei cumplía las estrictas condiciones del bloque.

En el Reino Unido los conservadores intentaron aprobar el bloqueo a Huawei en el Parlamento pero no lo consiguieron, aunque como la UE, impone algunas restricciones al gigante chino de la telefonía móvil.

¿La segunda revolución de Internet?

Los beneficios económicos de esta tecnología se prevén enormes, según un estudio publicado por la Comisión Europea. El despliegue de 5G solo en los sectores de automoción, salud, transporte y suministros alcanzaría los 62.500 millones de euros de impacto directo anual dentro de la UE en 2025. Un volumen que se elevaría a 113.000 millones de euros sumando los impactos indirectos, según las previsiones del informe.

Los promotores de esta tecnología prometen una revolución tecnológica similar a la que trajo Internet, con un mundo de objetos hiperconectados a velocidades de vértigo.

Pero las expectativas se han topado con la pandemia del siglo, y también con las dudas sobre los efectos de esta tecnología.

Impacto del 5G en la salud y el medioambiente

Recientemente la Comisión Internacional sobre la Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP), un organismo basado en Alemania, dictaminó a principios de marzo que no hay evidencias de que suponga un riesgo para la salud, en su primera actualización en 20 años, informa The Guardian. El organismo considera los posibles efectos en la piel y la córnea por el calor que generan estas ondas de alta frecuencia. Las recomendaciones de la institución abarcan el espectro de 100 kHz hasta 300 GHz.

La Comisión ha actualizado las directrices porque en 1998 no se había contado con las ondas milimétricas a frecuencias de más de 6 GHz. La Comisión Federal de Comunicaciones estadounidense acaba de aprobar la apertura del espectro por encima de 95GHz.

Con esta actualización el ICNIRP ha querido dar un paso para responder a las inquietudes de la población asegurando que en el desarrollo de una red móvil de uso normal se seguirá muy por debajo de los niveles de exposición máximos recomendados.

El Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (Ccars) español también llega a la misma conclusión en un informe, eso sí, calificado de “documento vivo que tendrá que revisarse a la luz de la evidencia científica”.

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“Hasta la fecha, y después de muchas investigaciones realizadas, no se ha relacionado ningún efecto adverso para la salud con la exposición a las tecnologías inalámbricas”, asegura la página de la Organización Mundial de la Salud, que reconoce, eso sí no hay muchos estudios en torno al uso de frecuencias entre

Sin embargo el movimiento global contra el despliegue del 5G sigue oponiéndose con fuerza. El pasado 25 de enero científicos, médicos y ciudadanos de 190 países hicieron un llamado simbólico a las principales instituciones internacionales para que se detenga el desarrollo de esta tecnología.

La presión ciudadana frena el despliegue en Suiza. Francia, en espera

Las protestas ciudadanas y cierta oposición política han llevado a Suiza a frenar la instalación de antenas 5G en partes de su territorio hasta que haya más datos del impacto real sobre la salud.

Curiosamente la República Helvética fue uno de los primeros países en adotpar esta tecnología junto a Corea del Sur, que ya cuenta con 5 millones de usuarios, pero la polémica y la movilización ciudadana han detenido el proceso.

Aunque en Suiza las licencias para desplegar el 5G por valor de 357 millones de euros ya están otorgadas, se ha decidido aplicar moratorias para la instalación de antenas y se han suspendido las directivas que permitirían subir la capacidad de la red a pleno rendimitno.

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Las primeras antenas se instalaron hace exactamente un año. Swisscom, una de las tres operadores con licencia, asegura que el 90% del territorio ya disfruta de esta nueva tecnología.

La decisión de las moratorias ha sido acogida con júbilo entre los detractores de las ondas electromagnéticas.

En Francia la cuestión está en manos del Consejo de Estado que rechazó la petición de suspender el despliegue de forma urgente que hicieron varias asociaciones. El Consejo dará su veredicto, no vinculante, en torno al verano.

Un difícil debate sin salida clara

La Organización Mundial de la Salud matiza que sus conclusiones sobre las radiaciones “se extraen de los estudios realizados en todo el espectro radioeléctrico pero que hasta ahora se han llevado a cabo pocos estudios en las frecuencias utilizadas por el 5G”. Una explicación que deja la puerta abierta a especulaciones.

“Decir que la radiación electromagnética es inocua es igual de falso que decir que produce cáncer o hipersensibilidad electromagnética”, apunta Alberto Nájera, doctor en Radiología y Medicina Física en la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla La Mancha en su blog. “Sabemos que por encima de 6GHz y hasta 100GHz, la capacidad de penetración se ve drásticamente limitada. Si las frecuencias típicas de la 3G (en torno a 2,1 GHz) sabemos que su capacidad de penetración es de decímetros, a partir de 6 GHz, esa penetración decae rápidamente a menos de 1 cm y, por encima de 30 GHz, se reduce a escasos milímetros”, explica Nájera asegura en su artículo.

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El Pentágono estadounidense ha desarrollado un "cañón de radiaciones" capaz de provocar una sensación de quemadura superficial en la piel, sin daños permanentes. Emite a 96Ghz.

La Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer de la ONU considera que los “campos electromagnéticos producidos por la telefonía móvil como posibles cancerígenos”. Esto, según la clasificación de la agencia significa que podría haber algunos riesgos, y llama a vigilar el asunto de cerca.

Pero, ¿Hay pruebas? El debate está servido, y en plena ebullición. Si para algunos no hay evidencias de que la tecnología 5G dañe la salud y el medioambiente, para muchos no se han realizado estudios suficientes y se preguntan si a largo plazo, en una exposición prolongada, podría tener un efecto nocivo ahora invisible.

Un vídeo que se ha vuelto viral desde el estallido de la pandemia de coronavirus sugiere una relación entre los virus y el despliegue de ondas electromagnéticas, que la ciencia rechaza, en base a teorías del filósofo esotérico Rudolf Steiner.

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