Después de años de conflicto armado, Libia hace ahora frente al coronavirus, un enemigo 'desconocido'. Las calles de Trípoli, la capital del país, permanecen vacías en un intento de prevenir la propagación de la nueva enfermedad.
Después de años de conflicto armado, Libia hace ahora frente al coronavirus, un enemigo 'desconocido'. Las calles de Trípoli, la capital del país, permanecen vacías en un intento de prevenir la propagación de la nueva enfermedad. Los dos Gobiernos, adversarios, que actualmente dirigen la nación norteafricana han impuesto fuertes restricciones a los desplazamientos y 'toques de queda' durante la noche. Pese a ello, los enfrentamientos no cesan.
"Acabo de oír una explosión ahora mismo. Llevamos así demasiado tiempo. No sabemos cuándo terminará todo esto. Mucha gente tiene miedo. Los ciudadanos temen a las tropas de Jalifa Haftar. Están muy preocupados por lo que pueda pasar en caso de que sus soldados logren entrar en la ciudad de Trípoli", declara Wadah Alkish, ciudadano residente en la capital de Libia.
Desde la caída del régimen de Muamar al Gadafi en 2011, Libia permanece inmersa en una guerra fratricida por hacerse con el poder. El año pasado dio comienzo una nueva escalada de violencia cuando las fuerzas leales a Haftar avanzaron hacia Trípoli para derrocar al Gobierno de Unidad Nacional respaldado por la ONU y por la Unión Europea. Pese a la llamada de la ONU al cese de las hostilidades, continúan los enfrentamientos en el país.
"El conflicto no ha disminuido. De hecho, en las últimas semanas hemos asistido a un aumento del conflicto interno que ha tenido un impacto notable. Los médicos y el personal de enfermería que tratan de ocuparse de los pacientes y que, al mismo tiempo, trabajan en el dispositivo puesto en marcha para afrontar la crisis del coronavirus, ahora también tienen que asistir a los heridos que producen los enfrentamientos", de guerra", afirma Willem de Jonge, jefe de operaciones del Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR, para Libia.
El sistema sanitario de Libia lucha, desde hace semanas, contra el coronavirus. El país no ha registrado un número significativo de contagios. Esto se debe, tal vez, a que las instituciones no cuentan, todavía, con el material necesario para efectuar pruebas a gran escala para detectar la enfermedad. Si la epidemia llega a los niveles que ha alcanzado en otras partes del mundo, el impacto sería devastador.
Así, hoy día, la COVID-19 representa una amenaza invisible que aún no ha llevado a cabo su letal aparición en escena en Libia. Los ciudadanos confían en que no se manifieste. Después de varios años de disturbios políticos y de violencia sin fin, los libios afirman estar cansados de la situación y no quieren tener que hacer frente a más enemigos.