Mathilde, forma parte del personal médico en primera línea en la lucha contra el Covid-19. Cada tarde a las 20h, les llueven los aplausos desde ventanas y balcones. Pero también están los temores al contagio y las amenazas de vecinos y caseros con pocos escrúpulos.
PUBLICIDADMathilde Dumont trabaja como enfermera en la UCI del Hospital de Ixelles, en la región de Bruselasm con pacientes de COVID-19.
Trabaja en la sala de emergencias atendiendo a los pacientes con síntomas más graves. Allí determinan si tienen tos o dificultades para respirar o si requieren de un respirador. Luego sigue el momento de mayor riesgo, al acercarse a examinarles.
"Hace varias semanes que estoy inmersa en esto y estoy aprendiendo mucho, pero es muy estresante. tienes que estar muy atenta a cada gesto . Nos dijeron de golpe, vamos vas a la UCI y no tendrás a nadie que supervise, ni que te explique lo que hacer, arréglatelas como puedas", nos cuenta Dumont tras varias semanas de duras jornadas y noches de guardia.
Esta epidemia representa para Mathilde un aprendizaje humano y profesional para el que quizá no estaba preparada...
"Estaba sobre una paciente que de pronto me abrazó por la nuca, el único sitio que no está protegido. Mi primer reflejo fue empujarla para atrás. Fue muy violento, para las dos. Es muy duro no poder tener ontacto con los pacientes. No los vemos y ellos solo nos ven los ojos, pero através de las gafas de protección", explica.
Mathilde, forma parte del personal médico en primera línea en la lucha contra el Covid-19. Cada a tarde a las 20h, les llueven los aplausos desde ventanas y balcones. Si bien su sueldo no es tan alto, cada día que trabaja se juega la salud...
A pesar de los riesgos, su entrega profesional se mantiene inquebrantable, pero con momentos de incertidumbre y temor a contagiarse.
Y aunque en el contexto de la pandemia de Covid-19, una enfermedad sumamente contagiosa, Mathilde puede ser blanco de ataques, sin embargo, no se rinde.