El primer ministro del Líbano, Rafik Hariri, fue asesinado el 14 de febrero por un atentado con un coche bomba, en él murieron 22 personas y hubo más de 200 heridos
Hace 15 años del asesinato que sacudió al Líbano. El primer ministro Rafik Hariri fue asesinado el 14 de febrero por un atentado con un coche bomba, en él murieron 22 personas y hubo más de 200 heridos.
Su asesinato dividió la política libanesa en dos facciones, una pro-occidental y otra muy influenciada por Irán y Siria.
Hariri encarnaba la era de la reconstrucción después de la guerra civil y se inclinaba hacia Occidente. Los principales sospechosos de su muerte son cuatro miembros de Hezbolá, una formación chií vinculada a los regímenes de Siria e Irán.
Un tribunal internacional tiene pre el veredicto 'in absentia' de los cuatro acusados que permanecen fugados.
"Esto lanzará un mensaje, dirá que hay una organización en el Líbano y en otras partes de Oriente Medio que ha estado, hasta ahora, utilizando el asesinato como arma política para someter a los países bajo su control", asegura Marwan Hamadeh, un legislador libanés.
Indignación global
La indignación por el asesinato fue global. Las fuertes protestas de esos días obligaron a la retirada de las tropas sirias del Líbano tras 29 años de hegemonía política y militar. Siria siempre negó cualquier tipo de implicación en el asesinato.
El esperado veredicto del tribunal llega en un momento especialmente delicado para el Líbano, que atraviesa la peor crisis económica agravada por la explosión en su capital.
El actual presidente libanés, Michel Aoun, ha avanzado que aceptará el fallo del tribunal. Mientras Hezbolá, por su parte, ha anticipado una "injusta condena" y ha reivindicado su inocencia.
Se espera que las conclusiones del tribunal se sumen a la actual agitación en el Líbano, que aún se tambalea tras la explosión del puerto de Beirut. Una explosión que ha causado la ira del pueblo cuyo blanco es la élite gobernante del país.