¿Cómo ha favorecido el coronavirus el brote del virus del Nilo Occidental en España?

En esta foto de archivo del 26 de agosto de 2019, la bióloga del Distrito de Reducción de Mosquitos de Salt Lake City (Estados Unidos), Nadja Reissen, examina un mosquito.
En esta foto de archivo del 26 de agosto de 2019, la bióloga del Distrito de Reducción de Mosquitos de Salt Lake City (Estados Unidos), Nadja Reissen, examina un mosquito. Derechos de autor AP Photo/Rick Bowmer, File
Derechos de autor AP Photo/Rick Bowmer, File
Por Marta Rodriguez MartinezManuel Terradillos
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Los investigadores españoles creen que el coronavirus podría estar indirectamente detrás del brote de fiebre del Nilo Occidental por el que ya han fallecido dos personas en España.

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En medio de la pandemia del coronavirus, otro virus ha hecho saltar las alarmas al sur España: un brote de fiebre del Nilo Occidental.

En Sevilla, mientras una veintena de personas permanecen ingresadas, siete de ellas en la UCI, un hombre de 77 años y una mujer de 85 han fallecido en la última semana debido a esta enfermedad que transmiten los mosquitos.

El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades alertó del nuevo brote el pasado 13 de agosto, al registrarse casos en humanos al noroeste de Italia, en el sur de España y en varias regiones en Grecia. Los investigadores españoles creen que el coronavirus podría estar indirectamente detrás del brote.

Perteneciente a la familia de la fiebre amarilla, el virus del Nilo Occidental es una enfermedad que circula en pájaras y mosquitos y que tan solo produce síntomas en 1 de cada 5 personas infectadas, entre los que figuran fiebre, vómitos, diarrea, erupciones y dolores de cabeza y corporales.

"El reservorio natural del virus, donde se reproduce bien, es las aves, para que haya transmisión, un mosquito se tiene que alimentar sobre una ave infectada", explica a Euronews el investigador español Jordi Figuerola Borra, de la Estación Biológica de Doñana."En humanos normalmente no ocurre nada, pero en una baja proporción de los casos puede producirse un caso grave".

La Unión Europea sufrió el peor brote de la enfermedad en 2018, con un pico de casos en Italia, Rumanía, Grecia y Hungría y un total de 85 fallecidos.

En España, el virus lleva circulando desde 2003, explica Figuerola. En el 2004, se produjo un caso en la zona de Badajoz, Extremadura. En el 2010, hubo dos casos en humanos en torno a la bahía de Cádiz y en 2016, tres casos en la zona de Coria del Río, la misma que se ha visto afectada ahora.

La fiebre del Nilo Occidental y el confinamiento

Figuerola apunta a dos factores que han podido propiciar el brote en España: las lluvias y el coronavirus.

"Esta primavera ha sido muy lluviosa, en particular el mes mayo ha llovido un 80% más de la media de esta época los últimos 11 años", señala Figuerola , "lo que facilita que el agua se acumule en cualquier lugar donde haya una hondonada y es allí donde crían los mosquitos".

Y el anómalo año 2020 ha dado el impulso definitivo a la reproducción de este insecto.

Figuerola explica que el confinamiento ha producido que muchas zonas inundadas hayan permanecido así durante mucho más tiempo del habitual. Por ejemplo, un simple bidón con agua se puede convertir en un criadero porque crea un espacio para las larvas.

"Debido al confinamiento se pararon las actividades que evitan que se críen los mosquitos, con menos gente en el campo o en las ciudades en zonas que normalmente serían vaciadas de agua".

Las cifras respaldan este argumento, este año se ha registrado un aumento del 30% en el número de mosquitos en los humedales del Parque Nacional de Doñana y del río Guadalquivir, señala EFE.

La llegada del frío pondrá fin al brote, adelanta el investigador, pero en el sur de España esto puede retrasarse aún un par de meses. "En Sevilla, hasta mediados de octubre vamos a tener mosquitos".

Mientras tanto, Figuerola apela a los Ayuntamientos y particulares a evitar que se creen entornos favorables para su cría en sus terrenos.

Las zonas de riesgo son el agua estancada, las piscinas abandonadas o no tratadas con cloro, el agua debajo de las macetas, el deposito del aire acondicionado, los drenajes si acumulan agua en el fondo.

Además se recomienda evitar salir a primer o ultima hora del día, utilizar manga larga, repelentes de mosquitos y visitar todas las zonas del entorno de los arrozales.

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