En Ucrania, el género musical más extremo está en primera línea en la lucha contra Rusia

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Khors Derechos de autor Copyright Khors
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Por Orlando Crowcroft
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"No se puede ser un músico apolítico en Ucrania", dice Konstantin "Khaoth" Zmievsky, el baterista de la banda ucraniana de black metal Khors.

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La vida en Járkov, Ucrania, podría haber sido muy diferente.

En 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea imponiéndose en las franjas del este de Ucrania, incluidas las ciudades de Donetsk y Lugansk, los residentes de Járkov -a sólo 40 kilómetros de la frontera rusa- temían que su ciudad fuera la siguiente.

Como el resto de Ucrania, Járkov ha tenido una historia complicada con Rusia, que data de antes de la época de Pedro el Grande. Fue conquistada por los bolcheviques en 1917, pero cambió de manos seis veces entre el nuevo Gobierno de Rusia y Alemania durante la Primera Guerra Mundial.

Capital de la República Socialista Soviética de Ucrania desde 1919, Járkov sufrió durante los años 1930, primero durante la devastadora hambruna del Holodomor -que mató a millones de ucranianos- y luego durante la brutal purga de intelectuales y disidentes de Stalin.

Capturada por los nazis en 1941, Járkov fue casi completamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial y decenas de miles de ciudadanos - incluyendo 15.000 judíos - fueron asesinados. Después de la guerra, Ucrania permaneció como parte de la Unión Soviética hasta su independencia en 1991.

No puedes ser un músico apolítico en Ucrania.
Konstantin Zmievsky

Tras las protestas del Euromaidán en 2014, los pro rusos de Járkov izaron brevemente una bandera rusa en un edificio administrativo e intentaron -como sus compatriotas de Lugansk y Donetsk- proclamar una República Popular. Pero las fuerzas de seguridad ucranianas rápidamente reprimieron las protestas.

La guerra entre los separatistas apoyados por Rusia y el Gobierno ucraniano en la vecina Donbás ha continuado desde entonces. Para los residentes de Járkov, al norte de la región en disputa, ha servido como advertencia de lo que podría haberles ocurrido.

"Járkov se salvó de la plaga separatista que casi convirtió nuestra ciudad en un enclave no reconocido de la Federación Rusa. Como ocurrió con Donetsk y Lugansk", dice Konstantin Zmievsky, oriundo de Járkov que ahora vive en Kiev.

Konstantin es miembro de Khors, una de las pocas bandas de black metal ucranianas que han logrado reconocimiento internacional. Como género, el black metal - que se originó en Noruega - es el más extremo de los subgéneros del heavy metal, definido por riffs de guitarra rápidos y distorsionados, voces rasgadas y la llamada técnica del "blast beat" que se caracteriza por la velocidaden el uso de la batería.

También ha sido tradicionalmente el género más controvertido del heavy metal. Desde los años 1990, cuando los miembros de un puñado de bandas noruegas fueron implicados en una serie de incendios de iglesias y asesinatos espeluznantes, el acercamiento del black metal a ideologías extremas - en su mayoría al satanismo - y un estilo musical inflexible ha fascinado y horrorizado al público en igual medida.

El género se ha extendido por todo el mundo con bandas de black metal en todas partes, desde Arabia Saudí a Colombia, China y Japón. No todos los músicos de black metal son satanistas: muchos están influenciados por ideologías políticas, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. Algunos se centran en el ecologismo, otros en los movimientos sociales. Algunos no están políticamente motivados en absoluto.

Khors lo están. Konstantin cree que después de los últimos seis años en Ucrania hay muy pocas bandas que no lo estén.

"Ya no tenemos bandas apolíticas aquí en el metal. No sólo en el metal, no puedes ser un músico apolítico. No puedes ser apolítico en Ucrania", asegura. "Después de la invasión rusa y la ocupación de los territorios ucranianos en Donbás y Crimea."

Pero la implicación de las bandas de black metal ucranianas en la historia y la cultura de su nación no es un fenómeno nuevo. Tal vez la más conocida a nivel internacional, Drudkh, basó su álbum de 2005 'The Swan Road' en la obra de Tarás Shevchenko, poeta y héroe nacional ucraniano que fue perseguido y exiliado por su trabajo y murió en 1861.

Khors
Khors tocando en vivo.Khors

La cuestión del nacionalismo

Drudkh fue fundada por el músico ucraniano Roman Saenko, célebre en la escena ucraniana del metal que nunca ha concedido una entrevista. El álbum de la banda en 2006, 'Blood in Our Wells', fue dedicado a Stepan Bandera, el fundador de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), supuesto colaborador nazi y una de las figuras más polémicas de la historia de Ucrania hasta el día de hoy.

Es el guiño a Bandera lo que ha alimentado las alegaciones de que Drudkh, y las bandas ucranianas en general, pertenecen a -o al menos tienen vínculos con- un subgénero del black metal conocido como Black Metal Nacional Socialista (NSBM, black metal ario o black metal neonazi). Las primeras bandas Saenko, Hate Forest y Astrofaes, han estado vinculadas a la escena musical de extrema derecha.

Muchos ucranianos señalan que ha sido una técnica de Rusia para retratar al nacionalismo ucraniano como de extrema derecha o fascista. 

Estos también defienden que el nacionalismo en Ucrania no fue -y no es- fascista, sino que es una reacción política y cultural a la persecución e incluso al genocidio que los ucranianos han sufrido a manos de los rusos, los polacos y los soviéticos a lo largo de su historia.

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Donde el mundo adquiere la eternidad

Había bandas en Járkov, admite Konstantin, que tenían opiniones de derecha. En una escena muy unida, hubo momentos en que músicos de esas bandas NSBM pudieron haber tocado en otras bandas no NSBM. O tiempos en los que los sellos que producían bandas de derecha también producían y editaban álbumes de bandas no racistas. Este es el caso en otros países también, apunta Konstantin, como Polonia - pero a diferencia de Polonia, ha llevado a que todas las bandas de Ucrania sean etiquetada como racistas.

"Puedes encontrar en Internet que Khors es una banda nazi, que no lo es", dice Konstantin.

El último álbum de Khors, lanzado el 15 de septiembre, es su segundo álbum conceptual después de 'Wisdom of Centuries' de 2012, que se basa en la historia de la República de Jolodnoyarsk, el último bastión de los ucranianos pro-independencia entre 1918 y 1922. Un estado republicano, campesino y cosaco que fue finalmente sometido a la Unión Soviética.

El nuevo álbum, 'Where the World Acquires Eternity', se basa en la historia de Járkov, y en un edificio de apartamentos que en los años 1920 albergó a algunos de los escritores, poetas e intelectuales más venerados de Ucrania. Aunque comenzó como un sueño utópico para la intelectualidad de Járkov, la casa Slovo acabó convirtiéndose en una prisión y muchos de sus residentes murieron durante las purgas estalinistas.

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Publiée par KHORS sur Lundi 7 septembre 2020

Aunque Konstantin había vivido a la vuelta de la esquina del edificio cuando estaba en Járkov, no conocía la historia de la casa Slovo hasta hace cuatro años, mientras hacía los preparativos para su boda. Para conocer a sus suegros, que son de Leópolis, organizó un tour para la familia en Járkov. Fue la guía turística la que le descubrió la casa Slovo.

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"Había vivido en Járkov durante 30 años pero nunca conocí muchas historias detrás de los edificios y las calles. Ella contó la historia de la casa Slovo [...] y era una historia nueva para mí. Me sumergí más profundamente en esa historia y encontré una historia muy interesante y triste", explica.

Los arrestos del primero de los intelectuales ucranianos comenzaron en 1932 y para 1940, los residentes de 40 de los 66 apartamentos se habían convertido en víctimas de la persecución estalinista, muchos fueron arrestados y ejecutados. Durante la ocupación alemana de Járkov, el edificio de apartamentos que una vez soñó con ser el centro creativo para los más brillantes y mejores de Ucrania se convirtió en el cuartel militar de los oficiales nazis.

Para Khors, es la tragedia de la casa Slovo -un sueño aplastado por la violencia y la tiranía- lo que la hace tan relevante hoy, en un momento en que el futuro de la Ucrania independiente se ve amenazado una vez más.

"Se trata de nuestra ciudad, de nuestra historia y de la historia de Ucrania", dice Konstatin.

"¿Por qué ahora? Porque después de 2014 todo lo relacionado con Ucrania en Járkov es especialmente sensible".

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