Los múltiples frentes del Premio Nobel de la Paz 2020

Un grupo de mujeres africanas aguardan para recibir ayuda por parte del PMA
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Por Giorgia Orlandi
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Los múltiples frentes del Premio Nobel de la Paz 2020

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El objetivo de "Hambre cero" del Programa Mundial de Alimentos (PMA) nunca ha sido más difícil de alcanzar que en este año 2020. La pandemia de la COVID-19 ha multiplicado sus frentes, requiriendo el doble de esfuerzo por parte de la agencia, cuya labor ha sido finalmente recompensada con el Premio Nobel de Paz.

"Cuando el impacto de la pandemia se dejó sentir, las líneas de suministro comenzaron a restringirse, las fronteras comenzaron a cerrarse. El programa mundial de alimentos tiene la función de ser el brazo logístico del sistema humanitario y de desarrollo. Cuando muchos aerolíneas dejaron de volar, nosotros estábamos operando como una aerolínea de tamaño medio, transportando cargamentos y personas", explica Amir Abdulla, Director Ejecutivo Adjunto del Programa Mundial de Alimentos.

El año pasado, esta organización humanitaria dependiente de la ONU proporcionó ayuda alimentaria a casi 100 millones de personas en más de 80 países. Preocupa especialmente la situación en la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Afganistán, Siria y, recientemente, el noreste de Nigeria, países en los que las hambrunas están ligadas a conflictos armados.

Pero en la cima de las preocupaciones del PMA sigue estando el Yemen, un país devastado por la guerra, con 20 millones de personas que sufren hambre y malnutrición. Es una de las operaciones más costosas del Programa Mundial de Alimentos. La organización espera que el Nobel sirva para que el mundo centre su atención en este conflicto y trate de solucionarlo:

"Espero que sirva para llamar la atención sobre el hecho de que no se puede terminar con este tipo de hambrunas sin terminar el conflicto. La verdadera forma de acabar con las necesidades del Yemen es acabando el conflicto... y ese, por supuesto, no es nuestro papel principal, que sigue siendo lidiar con su consecuencia: la hambruna", prosigue Amir Abdulla.

El Premio Nobel reconoce la actividad de la organización en la primera línea del frente de la lucha contra la hambruna durante más de 50 años:

"Lo que nos gustaría hacer más sería cosas como ayudar a la gente a construir la agenda de su vida. En el Sahel, en África occidental, hay una gran oportunidad para hacerlo. Hay áreas de conflicto, pero hay muchas otras áreas donde si hacemos labores preventivas, trabajamos la resiliencia de la gente ahora, podremos evitar los conflictos del futuro", concluye el Director del Programa Mundial de Alimentos.

La COVID-19 y el cambio climático son dos de los mayores desafíos a los que se enfrenta y se enfrentará en los próximos años la organización humanitaria, que necesita, muy a su pesar, muchos más recursos de los que dispone actualmente.

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