Con su popularidad por los suelos, por la sombra de la corrupción y la ineficaz gestión de la crisis del coronavirus, las protestas contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, continúan.
Con su popularidad por los suelos, por la sombra de la corrupción y la ineficaz gestión de la crisis del coronavirus, las protestas contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, continúan.
Desde hace cinco meses, miles de personas piden su dimisión en calles y plazas, muchos ante su propia residencia privada en la localidad de Cesarea, este sábado pese a la jornada fría y lluviosa.
Una protesta convocada por diversas organizaciones sin vinculación con los partidos políticos, para exigir soluciones a la grave crisis económica por la que atraviesa el país.
Muchos son jóvenes que han perdido su empleo por las consecuencias de la pandemia.
Según la prensa israelí, al menos cinco personas habrían sido detenidas por la policía, entre ellas uno de los líderes de estas movilizaciones.
Benjamín Netanyahu tiene un proceso judicial abierto por corrupción con tres acusaciones distintas.