Un exhaustivo estudio realizado por la Universidad de Medicina de Innsbruck realizó pruebas a los residentes infectados en abril y luego en noviembre para acabar demostrando que la gran mayoría conservaba la inmunidad
Fue el epicentro del peor brote de coronavirus de Austria, pero ahora la estación de esquí de Ischgl es fuente de buenas noticias. Un exhaustivo estudio realizado por la Universidad de Medicina de Innsbruck realizó pruebas a los residentes infectados en abril y luego en noviembre para acabar demostrando que la gran mayoría conservaba la inmunidad.
"Utilizamos varios procedimientos diferentes de pruebas de anticuerpos con el objetivo de obtener resultados válidos. De las personas que participaron en el primer estudio y que acudieron al seguimiento, el 90% sigue teniendo anticuerpos. Y en el grupo en el que se examinó la inmunidad celular encontramos indicios de que el 70% sigue teniendo actividades celulares", explica la encargada del estudio Wegene Borena.
Una vida normal con la mitad de la población vacunada
La investigación también sugiere que puede ser necesario un nivel mucho más bajo de infección comunitaria para lograr la llamada "inmunidad de rebaño", y eso puede dar un impulso al esfuerzo de vacunación de Europa.
"Con algo de distanciamiento social, con algunas medidas que no perjudiquen al individuo, y con una tasa de vacunación del 40-50% podría volver a ser posible una especie de vida cotidiana normal si el caso de Ischgl puede ser aplicable a mayor escala", asegura la directora del Instituto de Virología de la Universidad de Medicina de Innsbruck, Dorothee von Laer.
Debido a la lentitud con la que están avanzando las campañas de vacunación en toda Europa y a los posibles altos índices de resistencia a la vacuna por las nuevas cepas del virus, se teme que todavía pueda llevar varios meses lograr que la población llegue a estar a salvo de la enfermedad.