Julia Figueroa y Francisco Garrigós se colgaron el bronce durante la primera jornada de los Mundiales de judo que se celebran en Budapest.
El Mundial de Judo comenzó en Hungría con los deportistas de las categorías más ligeras compitiendo por destacar.
En la categoría de -48 kilos, la campeona mundial junior de Japón Wakana Koga mostró una gran habilidad tanto en suelo como en judo de pie llegando a su primera final en un mundial.
Allí su rival fue su compatriota Natsumi Tsunoda que realizó una clase magistral de luxación en sus primeros combates. Tsunoda venía de derrotar a la kosovar Distria Krasniqui con dos tomoe nage con los que puntuó dos waza ari. Japón comenzaba a mostrar sus credenciales.
En la final la experiencia de Tsunoda dio sus frutos y puntuó primero con un tomoe nage para después volver a puntuar tras un contraataque y asegurarse su primer título mundial.
Pal Schmitt, miembro del Comité Olímpico Internacional y antiguo presidente de Hungría le colgó la medalla.
En la categoría de -60 kilos, el judoca de la Federación Rusa de Judo Yago Abduladze tuvo el día de su vida y derrotó al francés Romaric Bouda y Magzhan Shamshadin de Kazajistán para ganarse un lugar en la final contra el kazajo Gusman Kyrgyzbayev quien también tuvo un gran día mostrando un judo dinámico en su camino hacia la disputa por el oro.
Pero Abuladze utilizó su poco ortodoxo pero explosivo judo de pie para demostrar por qué merece ser el campeón del mundo.
Evgeny Kuyvashev, gobernador de la región de Sverdlovsk le entregó a Yago su medalla.
España mostró su clase y se hizo con dos bronces. El primero llegó de la mano de Julia Figueroa tras derrotar a la argentina Keisy Perafany. El segundo fue para Francisco Garrigós, vigente campeón de Europa de su categoría.
Una vez más Hungría está demostrando que es verdaderamente una nación aficionada al judo, albergando un campeonato mundial impresionante e innovador.