La justicia fracesa ha sancionado a la filial del grupo en el país por haber espionado a sus empleados entre los años 2009 y 2012.
La justicia francesa sanciona a la filial de Ikea en Francia con un millón de euros por espiar a sus empleados entre 2009 y 2012.
El tribunal penal de Versalles ha declarado culpable a Ikea Francia y a sus directivos de entonces por haberse informado ilegalmente sobre los antecedentes penales, estilo de vida o patrimonio de sus empleados a través de una empresa "de consultoría empresarial" Eirpace, que habría sacado estos datos confidenciales de los archivos policiales.
Los ha condendo a penas menores que las solicitadas por el fiscal, que los acusó de "vigilancia masiva". La fiscalía había pedido una multa de dos millones de euros para la empresa, así como una pena de prisión para uno de los antiguos directores generales.
Dos ex ejecutivos de Ikea Francia fueron condenados y multados por la trama y recibieron penas de prisión en suspenso. Entre los otros 13 acusados en el juicio de alto perfil, algunos fueron absueltos y otros recibieron también sentencias en suspenso
El exdirector Jean-Louis Baillot ha sido condenado a una pena de prisión en suspenso y al pago de 50000 euros.
El otro ejecutivo que se encargaba de la gestión de riesgos en el momento del espionaje, Jean-Francois Paris, reconoció ante los jueces franceses que se destinaban entre 530.000 y 630.000 euros al año a estas investigaciones. Paris, el único funcionario que ha admitido el presunto espionaje ilegal, señaló que su departamento se encargaba de gestionar la operación por orden del ex director general de Ikea Francia, Jean-Louis Baillot. Paris fue multado con 10.000 euros (12.125 dólares) y se le impuso una condena condicional de 18 meses.
Abel Amara, un antiguo empleado de Ikea que ayudó a sacar a la luz las irregularidades, calificó la sentencia de "Un gran paso en defensa del ciudadano... Me alegra que haya justicia en Francia''.
Una abogada de los sindicatos, Solene Debarre, expresó su esperanza de que el veredicto "haga temblar a algunas empresas''. "Un millón de euros no es mucho para Ikea, pero es un símbolo" dijo Debarre.