"Personalmente creo que no hay forma de evitar las conversaciones con los talibanes, porque simplemente no podemos permitirnos la inestabilidad en Afganistán", declaró el ministro alemán de exteriores, Heiko Maas, en su visita a Catar, principal apoyo de los talibanes
PUBLICIDADLa crisis de los refugiados afganos y los temores de que entre estos refugiados se escondan posibles terroristas, como ocurrió con el conflicto en Siria, centran las preocupaciones de los Gobiernos europeos.
Con el objetivo de obtener ciertas garantías sobre estos temas, el ministro alemán de exteriores, Heiko Maas, ha viajado a Catar, país que apoya a los talibanes. No en vano, Doha, acoge desde hace años la oficina política de los talibanes por lo que se ha convertido en el interlocutor privilegiado entre los occidentales y los islamistas que ahora controlan Afganistán.
Heiko Maas juega la carta de la "realpolitik", obviando posibles violaciones de los derechos humanos, al subrayar que los occidentales no puden igonorar a los talibanes como hicieron con su anterior Gobierno a finales de los noventa.
"Personalmente creo que no hay forma de evitar las conversaciones con los talibanes, por un lado porque tenemos que resolver problemas prácticos como la continuidad del funcionamiento del aeropuerto, y por otro lado porque simplemente no podemos permitirnos la inestabilidad en Afganistán."
El ministro de Exteriores catarí, Mohamed bin Abderrahman al Zani, pidió por su parte, a los talibanes que "muestren cooperación" en la lucha antiterrorista en Afganistán, ahora que controlan el país.
Los dos ministros acordaron "unificar los esfuerzos internacionales para proteger a los civiles" en la próxima etapa en Afganistán, y en este sentido Catar pide a los talibanes que establecezcan un corredor seguro para los afganos que quieran abandonar el país; además abogaron por dar con la fórmula para "alcanzar una transición pacífica del poder" tras la retirada de Estados Unidos.
Ambos ministros trataron también de un posible incremento de la ayuda humanitaria o al desarrollo para atajar la crisis humanitaria que vive Afganistán desde hace décadas por la corrupción y los conflictos. A esta se une ahora la crisis de los refugiados con la llegada de los talibanes al poder.