Crisis energética: ¿Qué podemos aprender de cuando el mundo se quedó sin gasolina en 1973?

Foto de archivo del 8 de octubre de 1973, los ministros de petróleo de seis países del Golfo Pérsico y los representantes de las naciones occidentales se reúnen en Viena.
Foto de archivo del 8 de octubre de 1973, los ministros de petróleo de seis países del Golfo Pérsico y los representantes de las naciones occidentales se reúnen en Viena. Derechos de autor AP Photo, Archivo
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Por Marta Rodriguez Martinez
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Subidas de precios que parecen no tener techo, amenazas de desabastecimiento y mucha incertidumbre. La convulsa situación económica global ha traído ecos del pasado. En concreto de hace más de cuatro décadas, de la crisis energética de 1973 que cambió la estructura económica mundial.

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Subidas de precios que parecen no tener techo, amenazas de desabastecimiento y mucha incertidumbre. La convulsa situación económica global ha traído ecos del pasado. En concreto de hace más de cuatro décadas, de la crisis energética de 1973, que cambió la estructura económica mundial.

“Creo que hay un paralelismo importante”, explica a Euronews el economista Moisés Martín y precisa que la principal similitud es que detrás del aumento de precios y la inquietud en ambos casos está el desabastecimiento de una materia prima esencial: “como fue en su momento el petróleo y como ahora lo es el gas natural”.

“Esto se traslada al precio energético y el energético se puede trasladar al conjunto, a la economía”, añade.

¿Qué pasó en 1973?

La crisis de 1973 comenzó en octubre de ese año cuando la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPAEP), liderada por Arabia Saudí, anunció un embargo de petróleo.

Se trató de una respuesta de los principales países árabes a las naciones occidentales que habían apoyado a Israel en la guerra de Yom Kippur.

Días antes de este anuncio, en octubre de 1973, Egipto y Siria habían lanzado un ataque conjunto a Israel, aprovechando las festividades judías del Yom Kippur. Aunque el factor sorpresa proporcionó una ventaja inicial a los países árabes, Israel consiguió ganar terreno en las sucesivas semanas.

El embargo de petróleo fue un llamado político a la comunidad internacional para que presionara a Israel a devolver los territorios ocupados a los países árabes. Pero las consecuencias fueron económicas.

Una cuadruplicación del precio del crudo marcó el punto álgido del poder de las potencias petroleras que llevó a las economías occidentales a la recesión y disparó la inflación.

Cuando el mundo se quedó sin gasolina

Kurt Strumpf/AP
Esta es una calle del centro de Fráncfort justo antes de la prohibición de conducir en respuesta a la crisis energética en Alemania, el 25 de noviembre de 1973.Kurt Strumpf/AP

La OPAEP formaba parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con sede en Viena, Austria.

“La OPEP se había creado en 1960 para protestar contra la presión de las grandes compañías petroleras que pretendían reducir los precios recortando los pagos a los productores”, explican las historiadoras Laura y María Lara.

“Al principio, la OPEP funcionaba como una unidad de comercio informal que se encargaba de la venta del petróleo de los países desarrollados. Lo que pasa es que a principios de 1971 empezó a mostrarse como un ente muy fuerte y ahí es cuando se producen los sucesos de octubre de 1973”, añaden.

“El hecho de que hubiera tanta dependencia en el mundo industrializado del crudo provocó el aumento del precio del petróleo, hubo una gran inflación y se paró la actividad económica de los países afectados durante años, porque los países afectados respondieron con medidas permanentes para frenar esa dependencia exterior”.

En marzo de 1974, el precio del barril de crudo había aumentado un 300%, de 3 a 19 dólares el metro cúbico.

En España, por ejemplo, apunta Laura Lara, “eran los años finales del franquismo, después fue necesario un reajuste de la economía durante la Transición y en los años 1980, la reconversión industrial”.

María Lara indica que el impacto global del embargo no se limitó al petróleo y que los fenómenos inflacionistas de ese momento “se hicieron sentir durante durante muchos años”. Lo que desencadenó 1973 hizo tambalear los cimientos de la economía mundial.

¿El mundo se va a quedar sin gas natural?

En 2021, la materia prima clave de la crisis no es el petróleo sino el gas natural. Los precios han subido en Europa a medida que aumenta la demanda en todo el mundo. Y el detonante no ha sido político sino una emergencia sanitaria.

“El fuerte crecimiento de la demanda provocado tras la caída por la crisis del COVID-19 ha generado un demanda muy potente en prácticamente todas las economías de la Unión Europea y en todas las economías desarrolladas”, señala Moisés Martín.

Tras meses de pandemia y parón, la producción no se está recuperando al mismo ritmo que la demanda.

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Con el invierno a la vuelta de la esquina, sus consecuencias se reflejan ya en las facturas de la luz europeas.

"Nunca ha habido en un período tan corto unas subidas tan grandes, tan exageradas, del precio de la electricidad", explica a Euronews Enrique García, del departamento de Relaciones Institucionales de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la subida récord de precios en España desde el pasado mes de junio.

“Cuando se produce una subida de precios en la energía, realmente, los países más afectados son aquellos que lógicamente más la usan, de manera que las sociedades industriales se ven fuertemente convulsionadas”, señalan las historiadoras Lara.

Como ya ocurrió en 1973, en 2021, España forma parte del grupo de países con alta dependencia de las exportaciones de combustibles fósiles.

¿Por qué 2021 no tiene que acabar como 1973?

Kurt Strumpf/AP
Las autoridades advierten a los automovilistas de Alemania Occidental lo que no tienen que hacer ante la escasez de gasolina, en una foto escenificada en noviembre de 1973.Kurt Strumpf/AP

El economista Moisés Martín señala varios factores que rompen el paralelismo con lo ocurrido hace más de cuatro décadas.

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“Nuestro mix energético es diferente al que teníamos en 1973, ya que tenemos una mayor proporción de peso de las energías renovables y gas natural", explica. “Hay más resiliencia por parte de los sistemas de generación de energía que la que había en el año 1973”.

Martín añade además un segundo elemento: “lo que estamos viendo es la subida de precios fundamentalmente impulsada por la energía. Pero si quitamos la energía, si hablamos de la inflación subyacente, sigue siendo todavía relativamente baja”.

El economista cree que lo que definirá el paralelismo es que si lo que estamos viviendo actualmente pasa pronto o perdura como ocurrió en la década de 1970. ”El pico fundamentalmente está vinculado al crecimiento del precio del gas natural y podemos pensar que si es transitorio, en el año 2022 no nos encontraríamos en una situación de dificultades económicas”.

¿Hacia un nuevo modelo económico?

AP/AP
Los miembros de un club de bolos de Vredon, Alemania Occidental, encontraron una respuesta a la crisis energética que prohibió la conducción el 25 de noviembre de 1973.AP/AP

Moisés Martín dice que la principal lección que aprendimos de la crisis de 1973 es que las políticas expansivas no sirven para todo. “Veníamos de un proceso, de una política económica muy keynesiana que chocó con el alza de los precios en el año 1973 y no resolvió el problema y tuvimos que pensar en otro tipo de políticas económicas más vinculadas a la competitividad y a las políticas de oferta”.

“Esta lección la aprendimos muy duramente en el caso de la Unión Europea, con fuertes reconversiones industriales, con fuertes ajustes económicos y de alguna manera supusieron el modelo económico que ha estado vigente casi hasta la crisis financiera del 2009 y que consiste básicamente en trabajar desde un enfoque de reducción de costes, de fomento de la competitividad, de lo que se llama las políticas de oferta”.

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El economista cree que estos cambios estructurales económicos pueden ocurrir en los próximos años si la crisis se consolida: “que tengamos que volver a hacer algunos ajustes en aquellas industrias, en aquellos sectores que a fecha de hoy están perdiendo competitividad precisamente por el alza de los precios de la energía”.

AP Photo/Sal Veder
En Salinas, California, los niños de una guardería imitan a sus padres por la crisis energética, el 21 de septiembre de 1973.AP Photo/Sal Veder

Además señala que el camino al cambio ya está trazado puesto que nos encontramos en un momento histórico donde ya existen los elementos de transición económica y ecológica.

“Probablemente ese impacto sí que tenga la entidad suficiente como para ser considerada una reforma, una revolución económica como la que se dio en los años 1970”, indica.

“Si sumamos a esta crisis energética los factores vinculados a la crisis climática, es bastante probable que nos encontremos con un nuevo modelo económico que sea capaz de dar respuesta a los problemas que estamos teniendo”.

“Ahora sí que puede haber una revolución a medio plazo”.

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