Bielorrusia presenta lo que podría ser su nueva Carta Magna o más bien la oportunidad para Alexandr Lukashenko de perpetuarse en el poder, así lo denuncia la oposición en el exilio. Las enmiendas deberán ser aprobadas en un referéndum en febrero.
Bielorrusia presenta lo que podría ser su nueva Constitución o más bien la oportunidad para Alexandr Lukashenko de perpetuarse en el poder, así lo denuncia la oposición en el exilio.
Las enmiendas, que deberán ser aprobadas en un referéndum previsto para febrero del próximo año, impiden la persecusión judicial del presidente a la hora de abandonar el cargo. Esto garantiza la inmunidad de Lukasehnko que ostenta el poder desde 1994.
Además, se restablecen los límites a los mandatos presidenciales a solo dos presidencias de cinco años. La restricción, sin embargo, solo entrará en vigor una vez que un nuevo presidente asuma el cargo, lo que da a Lukasehnko la oportunidad de presentarse a dos mandatos más después de terminar el actual en 2025. Eso significa que podría permanecer en el poder hasta 2035, año en que tendrá 81 años.
Según Lukasehnko, esta modificación es un gesto para superar la crisis política que reina en Bielorrusia desde su costestada reelección en 2020 y que desembocó fuertes protestas en su contra.
La Constitución defiende el derecho de reunión, incluido la celebración de manifestaciones, mítines y piquetes, al igual que el derecho de asociación en forma de formación de partidos, aunque el régimen reprimió violentamente las pacíficas protestas opositoras que estallaron tras el fraude electoral.
Por su parte, la oposición continúa exigiendo nuevas elecciones sin la participación del mandatario, la puesta en libertad de todos los detenidos y el procesamiento judicial de los funcionarios que ordenaron la represión violenta de las protestas.