SÍDNEY, 24 ene - Australia registró el lunes un nuevo aumento de las muertes por COVID-19 al alcanzar el pico brote de la variante ómicron, altamente contagiosa, y las autoridades advirtieron que las cifras podrían aumentar aún más cuando los colegios vuelvan de las vacaciones de fin de año la próxima semana.
La decimotercera economía del mundo trata de encontrar un equilibrio entre la reapertura tras dos años de restricciones de circulación y la necesidad de hacer frente al mayor número de muertes y casos de la pandemia.
Las autoridades afirman que la puesta en marcha de una vacuna de refuerzo reducirá las muertes, y apuntan a una estabilización en el número de hospitalizaciones como señal de que el brote ha llegado a su peor momento.
El país informó el lunes de 58 muertes, la mayoría de ellas en sus tres estados más poblados —Nueva Gales del Sur, Victoria y Queensland—, en línea con el recuento del día anterior, pero todavía entre los más altos de la pandemia.
El número total de nuevos casos, 40.681, estuvo muy por debajo de los picos que casi triplicaron esa cantidad a principios de mes.
"Nuestra evaluación indica que la propagación del COVID se está ralentizando, nuestra situación se está estabilizando y, aunque esperamos ver un repunte en las transmisiones asociadas a la vuelta a las escuelas, esto podría mitigarse con las acciones de ustedes como individuos", dijo en una conferencia de prensa el jefe médico de Nueva Gales del Sur, Kerry Chant.
Aunque todos los estados australianos se resisten a volver al confinamiento, la mayoría ha reintroducido medidas de distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarillas para frenar la transmisión. Pero están divididos en cuanto a la conveniencia y la forma de gestionar la vuelta a la escuela tras largos periodos de aprendizaje a distancia.