Tanto el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, como el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, han pedido al papa que viaje a la capital para dar un mensaje de esperanza y Francisco no ha cerrado la puerta a esta visitaaún con todas las dificultades que eso supondría: "Sí, está sobre la mesa".
Un viaje a Kiev está sobre la mesa del papa. Así lo ha confirmado el Sumo Pontífice a los periodistas durante el trayecto en avión que ha hecho para visitar Malta este fin de semana.
Tampoco descartó este viernes, frente al presidente de Polonia visitar la frontera de este país por la que llegan millones de ucranianos.
A su llegada a Malta el papa ha pronunciado un discurso en el que ha evitado mencionar a Vladímir Putin, para mantener una postura mediadora. Sin nombrarlo ha hablado de _"algún poderoso, tristemente encerrado en las anacrónicas pretensiones de intereses nacionalistas, que provoca y fomenta conflictos". _
En su discurso en el Palacio del Gran Maestre, sede de la presidencia, Francisco recordó a uno de los padres de la Constitución italiana y alcalde de Florencia, Giorgio La Pira, que se refirió hace sesenta años a la responsabilidad del área del Mediterráneo en el entonces "choque de intereses e ideologías" que sacudían a la Humanidad debido a un "increíble infantilismo".
"Lamentablemente no ha desaparecido" y "vuelve a aparecer prepotentemente en las seducciones de la autocracia, en los nuevos imperialismos, en la agresividad generalizada en la incapacidad de tender puentes y de comenzar por los más pobres".
El papa también ha alertado de que hay un riesgo de que la guerra de Ucrania se convierta "en una guerra fría ampliada". A su vez Francisco ha abordado desde el corazón del Mediterráneo el tema de la migración, que fue el que en un principio llevó al pontífice a visitar el país.
En este sentido ha hecho referencia al programa de la UE que forma a la guardia costera de Libia que combate el contrabando de migrantes. Francisco ha calificado los centros de detención libios como campos de concentración y ha avergonzado a la Unión Europea por su complicidad en los abusos cometidos.
El papa destacó que "el fenómeno migratorio no es una circunstancia del momento" por lo que exige "respuestas amplias y compartidas" y no pueden cargar con el problema "sólo algunos países, mientras otros permanecen indiferentes" y puso el ejemplo de los refugiados que están llegando desde Ucrania tras la invasión de Rusia.
Pero además criticó "que países civilizados puedan sancionar por interés propio acuerdos turbios con delincuentes que esclavizan a las personas" en una alusión a los pactos con Libia por parte de países como Malta e Italia, que permiten las devoluciones de los migrantes a ese país.
"El Mediterráneo necesita la corresponsabilidad europea, para convertirse nuevamente en escenario de solidaridad y no ser la avanzada de un trágico naufragio de civilizaciones", aseveró Francisco, que mañana concluirá este viaje visitando un centro de migrantes.