Confusión y sentimientos encontrados en el primer día sin mascarilla en España: liberación para unos, desconfianza para otros.
Sentimientos encontrados en el primer día sin mascarilla en España. Mientras para algunos supone una liberación, dos años después, otros han recibido la medida con desconfianza y prefieren seguir llevándola por precaución.
Algunos no tenían claro en las primeras horas si era necesaria o no... y otros se la ponían, por seguir la corriente...
"No sabíamos si se podía, si no se podía, en qué establecimientos sí y en qué establecimientos no. Pero hemos empezado a ver a gente que no tenía mascarilla y hemos dicho bueno pues... nos la vamos a quitar. Y hemos entrado en más comercios y ya se empieza a ver más gente (sin mascarilla). Antes sí, por la mañana, había más gente con mascarilla, pero en los que hemos entrado ahora ya se ve mucha más gente sin mascarilla", explica Borja Lilly, empresario.
"Sin ningún problema, ya que disponemos de un local bastante aireado, y no tenemos ningún problema de que el cliente entre sin mascarilla. Y nosotros por precaución la ponemos, pero tampoco tenemos ningún tipo de problema por quitarla", dice José Antonio Martínez, encargado de una zapatería de Madrid.
"Hombre, dos años con la mascarilla, pues las personas ya nos podemos ver la sonrisa otra vez, las expresiones, y podemos hablar con más naturalidad, sobre todo eso. Y ya te sientes más libre, claro", asegura Mónica García, profesora de inglés.
"En mi caso por la vergüenza. Todo el mundo veo que lleva y digo pues yo también tendré que llevar... No lo sé, a lo mejor me he enterado mal o algo", señala Lucía Ginard, estudiante de derecho.
Desde este 20 de abril, se elimina en España la obligatoriedad de llevar mascarilla en interiores. Así, ya no son necesarias en empresas, centros educativos, tiendas, bares y restaurantes, cines o museos, pero sí en centros sanitarios y en los transportes públicos.