¿Cómo el arte ruso se ha visto afectado por las sanciones?

Lisa Fetissova con las piezas de su galería de arte ruso
Lisa Fetissova con las piezas de su galería de arte ruso Derechos de autor Euronews
Por Galina Polonskaya
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Euronews entrevista a la galerista rusa Lisa Fetissova que reflexiona sobre lo que el mundo pierde al sancionar el arte ruso

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La galería de arte de Lisa Fetissova en París ha sido durante muchos años el escaparate del arte contemporáneo ruso, y de obras de otros países. Lisa Fetissova nació en Moscú. Llegó a Francia en 2001 y se ha impuesto una misión: conseguir que la cultura rusa moderna se vea en Europa. Lisa cree que los artistas rusos no tendrían que ser sancionados.

Lisa Fetissova destaca: "Los artistas rusos, con sus creaciones realizadas antes del 24 de febrero, incluso años antes, es su forma de resistencia contra lo que ocurrió en Rusia. A menudo sus creaciones son una premonición. Es una forma de luchar contra el régimen, directa o indirectamente. Y hoy, además, estas obras adquieren un significado añadido, mucho más relevante. Mucho más potente. Si hoy no permitimos que se exprese esta lucha, esta resistencia que hay en Occidente, esta voz de la verdad contra el régimen, finalmente continuaremos en la senda de la guerra... estrangulando a estas voces que existen."

La abuela de Lisa nació en Mariúpol. En 1941 fue llevada a Alemania para realizar trabajos forzosos. La madre de Lisa, Larissa, nació en un campo de concentración de la antigua URSS en Siberia. Después ambas encontraron refugio en Ucrania, en una casa de Nikolaev. Tanto Mariúpol como Nikolaev están siendo bombardeadas por Rusia.

Lisa Fetissova añade: "Hay historias personales de mi abuela, nacida en Mariúpol y luego traída por los alemanes y todo lo que está vinculado a la política, y a la época estalinista, que fue muy dura, donde estuvo en el Gulag. Sin embargo, en Ucrania concretamente, fue donde mi madre pasó su infancia con mi abuela. Mi madre dice que para ella este periodo fue la mejor contraprestación del mundo. Fue como un manto que te envuelve y te hace sentir bien. Así también lo ví, cuando fuí a ver a la gente que acogió a mi madre y a mi abuela tras llegar de Siberia. Fue como volver al vientre materno, en cierto modo. Obviamente, cuando empezó esta guerra, como allí están mis orígenes y allí está mi familia, tuve una sensación de impotencia... Me quedé sin aliento durante al menos un mes, así que pensé: ¿Qué es lo que estoy haciendo? Ya no existo, como galerista, que muestra esto y lo otro... Después de un tiempo me dije, no, no estoy conforme, voy a seguir con esta actividad. No digo que el arte ruso sea más importante que otros, y no pretendo que esta voz sea más fuerte. Pero no quiero que esta voz se calle. Si se impide... avanzamos en la dirección de la guerra, de la represión, a la que también nos hemos visto obligados, por ejemplo, con respecto a la época soviética en la que todo el mundo estaba callado; todo el mundo producía para sí mismo, de modo que es como si hubiera una vuelta al pasado.

Fuentes adicionales • Juan Carlos de Santos (versión en español)

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