El estado de excepción en varias provincias hace frente a la presión de los cárteles mexicanos, colombianos y peruanos.
PUBLICIDADCerca de la ciudad de Guayaquil, la segunda de Ecuador tras Quito, unos treinta policías registran vehículos en busca de drogas y armas.
El empobrecido cantón de Durán, es desde hace tiempo objetivo de los narcotraficantes que buscan reclutar niños para vender drogas.
La aparición de personas decapitadas o los asesinatos se han vuelto cada vez más frecuentes principalmente alrededor de Guayaquil, cuyo puerto es utilizado como trampolín para la cocaína producida en México, Colombia, Perú y, en menor medida, también en Ecuador.
El responsable policial de la zona de Durán, Jorge Hadathy Bucheli intenta limitar los proyectos de los narcos respaldados desde el exterior:"Por eso es que el trabajo que nosotros hemos hecho de tratar de recuperar a estos jóvenes y no permitir que los niños que están en crecimiento en estos lugares sean captados por estas estructuras. Y es por eso que las hemos retomado de espacios públicos, del retomar, regenerar estos lugares con campañas no solamente de policía, sino de las instituciones del Estado y las municipales. Nos permite obviamente tener un mejor control y no permitir que estas estructuras captan a nuestros jóvenes."
El 29 de abril, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, decretó el estado de excepción en las provincias de Guayas, Esmeraldas y Manabí. Para la dirigente vecinal de Durán Alexandra Saavedra la violencia de bandas criminales organizadas para el narcotráfico no ha surgido de la nada: "Lamentablemente los gobiernos le dieron espacio, le abrieron las puertas para que llegaran. No podemos hacernos los ciegos."
La pujanza económica de los cárteles mexicanos y colombianos condiciona una batalla policial para la que Ecuador está en desventaja.
En Samborondón y Guayaquil se han incautado en lo que va de año más de 43,5 toneladas de distintas drogas.
Este fenómeno también tiene un sanguinario capítulo en la crisis carcelaria de Ecuador, donde casi 400 presos han muerto en los dos últimos años en distintos enfrentamientos entre este tipo de bandas rivales que se disputan el control interno de las prisiones.