Las autoridades regionales han pedido al Gobierno italiano una solución urgente. Solución que en opinión de algunos analistas podría pasar incluso por nacionalizar la refinería.
Priolo Gargallo es una localidad de unos 12 000 habitantes en las cercanías de Siracusa, en Sicilia, Italia.
Un municipio en el que se ubica una refinería propiedad de la compañía rusa Lukoil, cuyos trabajadores viven con angustia la posibilidad de que la Unión Europea (UE) acabe cerrando el grifo a las importaciones de petróleo ruso.
No sólo la refinería, el complejo alberga además una planta de gasificación y cogeneración eléctrica, que tienen en total 3 500 trabajadores en tres centros de producción.
Curiosamente, desde que entraron en vigor las sanciones de la Unión Europea (UE), Italia se ha convertido en el mayor importador de crudo ruso de los Veintisiete.
Y en el complejo de Priolo se refina un quinto de todo el petróleo que llega.
"Si Lukoil se marcha, hay todo un complejo industrial interconectado. Habría un efecto en cadena que afectaría a todo el sistema, a otras refinerías, a otras empresas del sector químico, al puerto, todo el complejo. Estamos hablando aproximadamente de 10 000 empleos, que suponen el 50% del Producto Interior Bruto (PIB) de esta provincia", ha explicado Marco Candelargiu, trabajador de la refinería Lukoil en Priolo.
Las autoridades regionales han pedido al Gobierno italiano una solución urgente.
Solución que en opinión de algunos analistas podría pasar incluso por nacionalizar la refinería.
Lukoil llevaba más de una década realizando inversiones estratégicas en Italia.