La derrota en una votación sobre los asentamientos sacude la estabilidad del Gobierno israelí

Asentamiento de Givat Zeev entre Jerusalén y Ramala en la Cisjordania ocupada.
Asentamiento de Givat Zeev entre Jerusalén y Ramala en la Cisjordania ocupada. Derechos de autor Ahmad Gharabli/AFP
Por Francisco Fuentes con EFE
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El rechazo de la moción impidió la prórroga de una ley que extiende la legislación civil y penal israelí a los colonos que viven en los asentamientos. Esta ley se remonta a la Guerra de los Seis Días.

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Enésima crisis en la coalición del Gobierno israelí tras perder el lunes una votación en el Parlamento (Knéset) sobre los asentamientos en la Cisjordania ocupada.

"Vete a casa, se acabó", escribió el líder de la oposición y ex primer ministro, Benjamín Netanyahu, en las redes sociales, pidiendo la renuncia del jefe del Ejecutivo, Naftali Benet.

El rechazo de la moción impidió prorrogar una ley, que extiende la legislación civil y penal israelí a los colonos que viven en los asentamientos.

Una derrota trascendental por 58 votos en contra y 52 a favor, planteada como una censura para el Gobierno multipartidista y para su ministro de Justicia, Gideon Saar, líder de Nueva Esperanza, uno de los partidos del ala derechista de la coalición.

"Estas son en consecuencia leyes cuya vigencia es fundamental para mantener a diario el orden público en Judea y Samaria, sin las cuáles la zona sería una jungla, y una ciudad de asilo para criminales. Los ciudadanos israelíes que viven en Judea y Samaria perderán sus derechos básicos y vivirán en el caos", advertía Saar.

Esta ley histórica permite, por ejemplo, a los 600 000 colonos que viven en Cisjordania y en Jerusalén Este, conservar su derecho a voto, obtener los beneficios de la Seguridad Social o servir en el Ejército.

Los analistas creen que la legislación saldrá finalmente adelante, aunque la oposición sigue poniendo a prueba la capacidad de supervivencia del primer ministro, Naftali Benet, quien si sigue perdiendo apoyos podría verse sometido a una moción de censura. 

De prosperar, no se descarta la celebración de unas nuevas elecciones.

De momento, tras un año como primer ministro, Naftali Benet, sigue resistiendo las embestidas de su predecesor, Benjamín Netanyahu, del conservador Likud, aunque nadie sabe hasta cuándo.

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