Ucrania prepara su nueva cosecha de grano sin saber si podrá comercializarla. Los países que dependen de los cereales ucranianos, como el Líbano, buscan alternativas frente a la escasez de suministros.
¿Cómo comercializar trigo y otros cereales en medio de una guerra?
Es la pregunta que se hacen los agricultores ucranianos, quienes buscan la manera de vender la mercancía que les queda en sus almacenes.
A pesar de la amenaza de ser atacados por las fuerzas rusas, los habitantes de las localidades cercanas al este de Ucrania siguen tabajando en los campos de trigo. Tienen 20 días para preparar la nueva cosecha.
La dificultad que tiene Ucrania en exportar su trigo también afecta a terceros países como el Líbano que sólo puede producir el 10% de sus necesidades de este cereal.
Si la compra a Ucrania se interrumpe durante un mes, se producirá una crísis del pan en el país árabe, aseguran las autoridades.
La guerra ha provocado el aumento de los precios y de los costes en este paísque importaba el 65% de su trigo de Ucrania y Rusia, antes de que estallase el conflicto. Además, ya no quedan suministros.
Una situación que llegó a provocar el cierre de las panaderías libanesas durante unos días, el pasado mes de abril.
"No podemos negar que hay un problema entre Rusia y Ucrania que tuvo consecuencias en el Líbano y el resto del mundo, pero el principal problema aquí es el dólar. No tenemos dólares en el Líbano. Si tienes dólares puedes resolver cualquier cosa", comenta un panadero.
El gobierno libanés se ha visto obligado a subvencionar las importaciones de trigo para seguir alimentando a su población.