La invasión rusa obliga a muchos ciudadanos a cambiar sus planes y a quedarse en Kiev en lugar de viajar al exranjero como otros años
PUBLICIDADLa guerra altera las vacaciones de los ucranianos. La orilla del río Dnipro se ha convertido en improvisado lugar de reposo para algunas familias. Pero ni siquiera la disminución de los bombardeos rusos sobre la región de Kiev, donde se encuentra el enclave, ha permitido la presencia habitual de ciudadanos durante esta época del año, con temperaturas de 30 grados centígrados.
"Solemos ir a Crimea en verano, porque somos de allí. Y ahora incluso esa carretera que ya era tan difícil de tomar nos la han quitado, y ya no podemos ir allí para el verano....Lloro todos los días, nunca he experimentado tanto estrés moral como ahora", explica Vera Sapyga, refugiada procedente de Crimea.
Ivan Sukhanov es ingeniero residente en Kiev: "Este año planeamos ir al Mar Negro, planeamos ir al extranjero, a Turquía o a Egipto, para ver algo interesante, para que nuestro hijo pudiera ver las pirámides egipcias, conocer otras culturas. Había esos planes, pero no resultó así".
A pocos kilómetros, en la capital, se mantiene el toque de queda y siguen sonando las sirenas antiaéreas. La población intenta olvidar en este pequeño oasis la realidad de la invasión rusa.