Bolivia | Roberto Condori, escribano en las calles de La Paz

Rogelio Condori lleva 37 años en la misma calle de la capital boliviana escribiendo documentos a los viandantes
Rogelio Condori lleva 37 años en la misma calle de la capital boliviana escribiendo documentos a los viandantes Derechos de autor AFP
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Rogelio Condori, viste siempre traje y un pañuelo al cuello, no le falta el sombrero. Todos los días se sienta delante una mesita en una acera de la capital boliviana delante de una vieja máquina de escribir.

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Rogelio Condori, viste siempre traje y un pañuelo al cuello, no le falta el sombrero. Todos los días se sienta delante una mesita en una acera de la capital boliviana delante de una vieja máquina de escribir. 

En La Paz, con seriedad notarial, atiende a los clientes que quieren que le escriba desde un documento de préstamo entre particulares a una declaración de impuestos o a cualquier otro documento. Y también un clásico, cartas de amor si llega el caso como verán en este vídeo en el que cuenta los detalles.

Según la UNESCO Bolivia presenta una tasa de analfabetismo inferior al 4% por lo que pasa a estar considerado como país alfabetizado. 

Quienes recurren a los escribanos callejeros en Bolivia lo hacen también en su condicion de gestores habituados al trato con la administración para resolver asuntos burocráticos. También se ocuap de redactar demandas de divorcio. Hacienda encabeza las peticiones, de hecho se define como "trabajador en impuestos tributarios".

Cobra sobre un euro por página. En Bolivia, gran parte de los trámites administrativos no están disponibles en línea y deben presentarse en formato físico. Condori lleva 37 años en el mismo sitio y compite con otros nueve escribanos mecanógrafos en la misma calle, pero cuenta con clientes fijos que confian en él.

Tiene una pequeña oficina con ordenador e impresora pero los clientes le buscan en la calle y ven la máquina de escribir como una seguridad complementaria a la seriedad de su escriba. Otras escribanas se encuentran también con la sorpresa de los niños que ni identifican el artefacto metálicos con teclas.

Fuentes adicionales • Enrique Barrueco (Narración en off)

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