Habitantes de la región de Járkov afrontan la vuelta a casa marcada por los constantes bombardeos del Ejército ruso.
La guerra, su rastro de destrucción y las bajas temperaturas que están al llegar no echan para atras a los locales de Stalyne. Los ciudadanos de este enclave ucraniano localizado en la región de Járkov han regresado a su casas, a pesar de que las bombas no han cesado de caer desde que el presidente ruso Vladímir Putin ordenó el inicio de la invasión el pasado mes de febrero.
Andry tiene 53 años y un futuro difícil por delante: "Ahora, después de que la casa haya sido destruida allí, estoy viviendo en este cobertizo. Es lo único que queda sin destruir, en un estado más o menos intacto. Llegué y ya construí la estufa yo mismo".
La invasión rusa está provocando importantes pérdidas materiales en las regiones más golpeadas de Ucrania, a pesar de la feroz resistencia del Ejército. La ONU calcula que la guerra ha provocado la muerte de alrededor de 6.000 civiles, unos 400 de ellos niños, aunque las cifras podrían ser superiores.