En el sur de Francia, los monjes de la abadía de Barroux, en la región de Ventoux, adaptan su vendimia a un nuevo calendario para producir vinos divinos en tiempos de sequía...
PUBLICIDADLa vendimia al ritmo de las campanas es algo normal en la abadía de Barroux, en el sur de Francia. Este año de sequía, la cosecha se prevé de gran calidad, lo que es motivo de sobra para dar gracias al cielo...
Desde 2015, estos monjes se centran en la calidad de sus vinos más que en la cantidad, lo que les ha llevado a asociarse con los viticultores de la región de Ventoux y a abandonar las antiguas costumbres ligadas al calendario...
"Antes, organizábamos la vendimia con antelación. Pero desde hace seis o siete años, favorecemos la calidad del vino, así que vendimiamos cuando llega el momento preciso", asegura el abad de la abadía de Barroux.
Un vino de calidad significa precios más altos, una mejor remuneración para los temporeros y una mejora sustancial de la tierra en una zona de difícil acceso, llena de pequeñas parcelas con poca capacidad de producción. Esta es la base del proyecto "Via Caritatis" en el que participan monjes y viticultores, que además se adaptan como pueden a la sequía...
"Este proyecto va a permitir revalorizar muchas parcelas que están en nuestras laderas, que no son muy extensas pero que producen variedades de uva de gran calidad, lo que permite producir excelente s vinos", explica Florian Bernard, viticultor asociado al proyecto "Via Caritatis".
Con diez hectáreas más de viñedos el proyecto no deja de crecer. Via Caritatis produce 200.000 botellas al año de vinos que se venden entre 10 y 40 euros la botella.