Tras huir de la guerra, los ucranianos encuentran dificultades para asentarse en Europa

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Tras huir de la guerra, los ucranianos encuentran dificultades para asentarse en Europa Derechos de autor Thomson Reuters 2022
Por Reuters
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Por Corina Pons y Catarina Demony

MADRID/LISBOA, 10 oct - La psicóloga ucraniana Tatiana Bogkova estaba de viaje de cumpleaños en Polonia con su madre y su hija de cuatro años cuando las tropas rusas invadieron su país a principios de año

Mientras los proyectiles llovían sobre la ciudad de Járkov y su marido policía se quedaba para luchar, esta mujer de 32 años optó por refugiarse en España, donde tradujo rápidamente su currículum y tomó clases de idiomas con la esperanza de encontrar un trabajo.

Todavía está buscando.

"No tengo miedo de ningún trabajo, pero me gustaría hacer lo que aprendí", dijo Bogkova en un café de Madrid cerca de un centro de ayuda de la Iglesia Católica, que junto con una familia les ofreció una casa gratis hasta diciembre.

"Todos los días busco ideas para trabajar mientras mi hija está en el colegio", añadió la ucraniana, que al menos limpia una cafetería quincenalmente con su madre y también es voluntaria en contenidos de redes sociales para una organización benéfica.

Bogkova y su familia forman parte de los 7,6 millones de refugiados ucranianos desperdigados por Europa desde que el Presidente ruso Vladimir Putin envió militares a la frontera y bombardeó intensamente ciudades como Járkov.

En un principio, los ucranianos fueron recibidos con los brazos abiertos en los refugios y hogares de toda Europa, donde las autoridades se saltaron los obstáculos burocráticos a una velocidad que produjo sorpresa entre los refugiados de Siria, África y otros lugares.

Sin embargo, a medida que la guerra entra en su octavo mes y sus esperanzas de un rápido retorno se desvanecen, muchos se sienten en el limbo y tienen dificultades para llegar a fin de mes.

La crisis del coste de la vida en Europa, que incluye el aumento de las facturas de energía justo cuando se acerca el invierno, ha agravado su situación.

"Al principio, mucha gente vino (a Portugal) deprimida por la guerra. Ahora su principal problema es la situación aquí", dijo Ihor Ostrovski, un académico de 57 años de Lviv, también denominada Leópolis en español, que huyó a Portugal poco después de la invasión.

Trabaja en la recepción de un enorme almacén que es el centro de refugiados de Lisboa y dijo que la mayoría de los que llegan necesitan ayuda urgente para encontrar un trabajo o una casa.

"Nadie sabía que esto iba a durar tanto", dijo sobre el escaso entusiasmo de las familias portuguesas por abrir sus casas de forma gratuita.

EMERGENCIA EXISTENCIAL

Portugal ha acogido a más de 52.000 ucranianos, y las autoridades han puesto en marcha programas para ayudarles a pagar el alquiler y a encontrar casa en un proceso que algunos consideraron lento.

España ha acogido a 142.000 bajo protección temporal y les ha garantizado servicios sanitarios y de empleo desde el primer día, ventajas que otros grupos de refugiados no tienen tan rápidamente.

Sin embargo, los refugiados han tenido dificultades para encontrar trabajos decentemente remunerados, especialmente empleos relacionados con sus competencias.

Muchos carecen de conocimientos del idioma local y la mayoría son mujeres, muchas de ellas madres solteras, porque los hombres ucranianos en edad de combatir se quedaron atrás. Los que encuentran trabajo se ven obligados a trabajar en sectores con salarios bajos, como el turismo, la agricultura y la construcción.

En España, los datos oficiales indican que solo el 13% de los 90.000 ucranianos en edad de trabajar tienen un empleo. El 61% de los que llegaron había cursado estudios superiores, y el 28% poseía títulos o cualificaciones profesionales, en su mayoría economistas, ingenieros, desarrolladores de software y empresarios.

En Portugal, la oficina de empleo IEFP solo tiene 5.523 profesionales ucranianos registrados como disponibles para trabajar.

La siempre acogedora Alemania acogió a casi un millón de ucranianos entre febrero y septiembre, pero menos del 10% tiene trabajo, según la Agencia Federal de Empleo, aunque casi 340.000 ucranianos están registrados como demandantes de empleo.

La portavoz de la Agencia, Susanne Eikemeier, dijo que los factores limitantes eran la falta de guarderías, la dificultad para reconocer los diplomas extranjeros y los problemas lingüísticos. Añadió que, dado que muchos de ellos viven "una emergencia existencial" tras huir de la guerra, encontrar trabajo no siempre es una prioridad.

En el Algarve, la principal región turística de Portugal, Maria Joao de Deus creó un grupo para ayudar a los refugiados ucranianos en el municipio de Lagoa. Sin embargo, el alojamiento se redujo a medida que las viviendas se entregaban a los turistas durante el verano, y ahora los puestos de trabajo se reducen de todos modos al terminar la temporada de vacaciones.

"Hay personas que regresan a Ucrania por falta de oportunidades", afirma.

DEPRESIÓN

La Unidad de Protección Internacional de España, que atiende a los inmigrantes, ofrece cursos de idiomas y programas de empleo en un esfuerzo por "ajustar las expectativas" a la realidad y facilitar la integración, dijo su directora general, Amapola Blasco.

No obstante, muchos ucranianos se saltan las clases o rechazan los trabajos porque no tienen intención de quedarse mucho tiempo, añadió.

"Muchos de ellos no están dispuestos a trabajar en el sector de los servicios de restauración o en el de los cuidados, que es donde es relativamente fácil encontrar un empleo aunque sus conocimientos lingüísticos sean limitados", dijo. "Estos empleos no responden a sus expectativas".

Aunque 2.000 empresas españolas pusieron puestos de trabajo a disposición de los ucranianos, pocos pudieron cumplir los requisitos, a menudo muy específicos. "La administración trabajó bien, rápidamente tuvieron todos los permisos, pero la realidad es que no hay puestos adecuados para ellos", dijo Gonzaga Avello, fundador de una consultora que intentó ayudar en el proceso de contratación.

Sin trabajo, el alquiler se hace más difícil.

En Portugal, la agente de viajes ucraniana Oksana Voloshyna, de 42 años, quiere quedarse hasta que sea seguro volver a casa, pero se siente intimidada por la burocracia del país.

Los refugiados pudieron inscribirse por internet para obtener protección temporal, pero la mayoría solo tiene una confirmación por correo electrónico.

"El futuro es imprevisible en Ucrania, así que nos gustaría tener algo más predecible aquí en Portugal", dijo. "No quiero ser un emigrante ilegal".

Los países ibéricos han concedido un año de protección a los ucranianos, aunque puede prorrogarse.

Katherine, de 34 años, modelo y diseñadora de ropa, se estaba recuperando de una operación de cáncer de mama cuando Odesa fue atacada. Ahora vive en un centro de refugiados en la isla española de Gran Canaria con su hijo de 12 años y recibe asistencia médica.

A pesar de sufrir una depresión, está trabajando en su español y tratando de encontrar un trabajo en el sector turístico, hasta ahora sin éxito.

"Tenía una vida de ensueño", dice mientras pasea por una playa cercana.

"Ahora no tengo casa".

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