Las autridades afirman que una intoxicación por "floraciones algales nocivas", también conocidas como "mareas rojas", podría ser la causa de la muerte de estos ejemplares.
PUBLICIDADLas costas de Puerto Valdés, en la Patagonia Argentina, es uno de los principales lugares de avistamiento de especies marinas en el Atlántico sur. Pero los biólogos argentinos llevan desde el 24 de septiembre registrando varias muertes de ballenas francas. A día de hoy, la cifra ya llega a 30 ejemplares fallecidos.
El día 24 las autoridades encontraron el primer ejemplar adulto muerto, y hasta el día 10 de octubre, el número ascendía a 18. Hace unos días, durante un avistamiento aéreo, estos encontraron otros 12 ejemplares muertos en Golfo Nuevo.
"Todos los individuos hallados durante el relevamiento aéreo se encuentran en un estado de descomposición avanzado, sugiriendo una fecha de muerte en un lapso de tiempo similar (a los anteriores ejemplares) y que muchos se encuentran en áreas de difícil acceso", explicó el director científico del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), Mariano Sironi.
Según el ICB, una intoxicación por "floraciones algales nocivas", también conocidas como "mareas rojas", podría ser la causa de la muerte de estos ejemplares. Aunque por el momento aún están esperando los resultados de las muestras de órganos, tejidos y fluidos de las ballenas; los altos niveles de biotoxinas en algas y bivalvos apuntan a ello.
Las "mareas rojas" son un fenómeno natural que no suele afectar a las ballenas. Pero en los últimos 40 años, su frecuencia ha crecido en los mares y océanos de todo el mundo debido al aumento de la temperatura de las aguas por el calentamiento global; el exceso de nutrientes por el vertido de residuos cloacales e industriales mal tratados, y por los fertilizantes que filtran desde los campos hacia los ríos y el mar.