Tras la tragedia ocurrida el día de Halloween, el Gobierno ha admitido además la ausencia de protocolos en Corea del Sur para evitar el desastre en grandes eventos que no cuentan con un organizador y prometió que impulsará cambios regulatorios.
Miles de personas se reunieron hoy en el centro de Seúl para llorar a las víctimas de la avalancha humana que costó la vida a más de 150 personas durante los festejos de Halloween en la ciudad y exigieron la dimisión del presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol.
Los organizadores, que no obtuvieron permiso para organizar esta vigilia en la simbólica plaza de Gwanghwamun, convocaron a miles de personas para mostrar sus respetos y protestar contra el "Gobierno irresponsable" en un tramo de la avenida Sejong entre la monumental puerta de Namdaemun y las cercanías del Ayuntamiento de Seúl.
"Es terrible que el Gobierno no pueda proteger la vida de nuestros jóvenes, terrible", expresó un empleado de banca de 56 años presente en la vigilia y que pidió permanecer en el anonimato.
A la medianoche de este sábado concluye el luto nacional de una semana día declarado tras la tragedia.
El pasado sábado al menos 100 000 personas visitaron el barrio de Itaewon para celebrar Halloween y el tumulto que se formó en un estrecho callejón que conecta una avenida principal con una concurrida zona de bares acabó dejando 156 muertos y 33 heridos graves.
La policía surcoreana ha recibido duras críticas esta semana tras saberse que los servicios de emergencia recibieron once llamadas desde unas cuatro horas antes de que se produjera la tragedia y que no actuaron.
Tras la tragedia el Gobierno central ha admitido además la ausencia de protocolos en el país asiático para evitar el desastre en grandes eventos que no cuentan con un organizador y prometió que impulsará cambios regulatorios.