Albania tiene la que es considerada la tercera mayor diáspora del mundo, tras las de Bosnia-Herzegovina y Guyana. ¿Por qué? Y, ¿cuáles son las consecuencias? En busca de respuestas, el periodista del Euronews-WITNESS, Julián López Gómez, se desplazó hasta Kukës, en el norte del país.
Albania tiene la que es considerada la tercera mayor diáspora del mundo, tras las de Bosnia-Herzegovina y Guyana. ¿Por qué? Y, ¿cuáles son las consecuencias? En busca de respuestas, el periodista del Euronews-WITNESS, Julián López Gómez, se desplazó hasta Kukës, una pequeña ciudad situada en el norte del país balcánico, una de las regiones más afectadas por la tasa masiva de emigración.
Kukës ha sido catalogada, por algunos, como ‘una ciudad fantasma’. Hasta el 40 % de su población ha emigrado desde la caída del comunismo, en 1991. Incluso aquellos emigrantes que regresaron, están dispuestos a irse de nuevo.
Este es la caso de Lul Nerguti, que abandonó Albania a los 20 años, se asentó en el Reino Unido, y consiguió un pasaporte británico. Cuando su madre enfermó, regresó e invirtió en materiales de construcción. Su negocio está casi en bancarrota. Afirma no haber recibido ningún pedido en ocho meses.
"Es muy duro. Invertí mucho dinero construyendo todo esto. Lamento haber regresado, sí. Estoy muy contrariado. A veces pienso en dejarlo todo e irme. No importa adónde, solamente... irme de aquí", afirma el emprendedor Lul Nerguti.
Su historia ilustra las dificultades de la región, el 20 % de cuya población vive bajo el umbral de la pobreza. Muchos ven en la emigración, la única salida posible. Menos población implica menos negocios. Y, en vista del descenso de la natalidad, que se ha registrado en la zona, el futuro no resulta esperanzador.
Los más jóvenes se van. Así, abandonan una región en la que, prácticamente, hoy día, ya solamente viven ancianos. Muchos de ellos tienen varios hijos lejos de casa, en países extranjeros. La emigración es constante y numerosas familias enteras, dejan su país, en busca de una mejor vida.
Con cada vez menos contribuyentes jóvenes, muchos se inquietan por el futuro de la Seguridad Social del país, y de sus propias pensiones.
"Si las autoridades no apoyan ninguna actividad escolar, en términos de logística, materiales educativos, deportes, creatividad, arte, música... entonces, los jóvenes no se encontrarán a gusto en su entorno, en sus colegios, en sus casas. Y, probablemente, intentarán encontrar fuera lo que no pueden encontrar en nuestro país", declara Lavdrim Shehu, experto legal en emigración.
En la Alcaldía de Kukës, el alcalde rechaza, categóricamente, el término ‘ciudad fantasma’.
"Estamos ayudando a jóvenes que trabajaron dos, tres o cinco años como emigrantes en Inglaterra, Alemania u otros sitios. Estamos facilitando su regreso, exonerándolos de impuestos locales entre uno y tres años. Además, el Gobierno les paga un subsidio de 5 000 euros en su primera fase de instalación", señala Safet Gjici, alcalde de Kukës.
El sector privado se esfuerza, también, en intentar cortar la hemorragia de emigrantes. Un negocio textil de la zona emplea a 90 mujeres. Algunas acaban de regresar de Alemania o Italia, donde no pudieron encontrar trabajos legales, a pesar de que hicieron todo lo que pudieron por lograrlos.
"Nuestro objetivo es ofrecer trabajo a las personas, para que se queden aquí y no tengan que emigrar. El proyecto también interesa a algunas empresas extranjeras, con las que estamos en negociaciones. Nuestro objetivo es abrir otra fábrica como esta, quizá para hombres, quizá para manufacturar productos diferentes", declara Majlinda Dullaj, gerente de la empresa Miko Tekstil.
En Tirana, la capital del país, la situación económica y social es ligeramente mejor, pero los jóvenes también se encuentran en una encrucijada. Albania solicitó entrar en la Unión Europea en 2009. Las negociaciones apenas comenzaron el año pasado, y prometen ser largas, alimentando la impaciencia de una juventud que anhela lazos más estrechos con Europa.
Sin progresos, indican algunos estudiantes y activistas, jóvenes albaneses como ellos seguirán buscando en Europa, lo que no pueden encontrar en su país. Así, piden cambios urgentes en el sistema político, la ética social, y sobre todo, el sistema educativo.
"Si quieres destruir un país, destruye su educación, porque, básicamente, estás destruyendo sus raíces. Lo que espero de mi Gobierno es que invierta en educación, no solamente en educación superior, con respecto a la Universidad, sino desde el comienzo del ciclo educativo", señala Dragana Kurti, estudiante de Relaciones Internacionales.
A lo largo de cinco años, el entrenador de un equipo de fútbol de categoría infantil ha visto a muchos chicos abandonar el club, tras irse al extranjero con sus padres.
"La juventud es el oxígeno de todo país. No solamente en el deporte, sino en cualquier ámbito. La juventud contribuye al éxito de un país. El tema de la emigración, aquí, es muy preocupante. Hay muchas cosas que requieren de soluciones, para que nuestros jóvenes se puedan parecer a los jóvenes europeos", concluye Arli Dylçe, entrenador del equipo infantil del Albanet.