La ola de ataques en todo el país se ha centrado en destruir la infraestructura civil y ha provocado cortes de luz en la mayoría de las regiones.
Sábado de intensos bombardeos rusos en varias ciudades de Ucrania. Al menos cinco personas han muerto y 60 han resultado heridas tras un ataque contra un edificio de viviendas de nueve plantas en Dnipró, en la región central de Dnipropetrovsk.
Los equipos de rescate, formados por 230 personas y 67 unidades, intentan salvar a las personas con grúas mientras éstas señalan su ubicación con linternas y móviles.
Desde la mañana han sonado las sirenas antiaéreas en la capital, kiev. Los ataques se han centrado en destruir la infraestructura civil, y han provocado cortes de luz en la mayoría de las regiones.
Ucrania ha registrado el lanzamiento de 38 misiles desde los mares Negro y Caspio, de los que 25 fueron destruidos por la defensa antiaérea.
El primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, afirmó que además hubo impactos en instalaciones de infraestructura crítica en varias regiones, entre ellas en Odesa.
En la provincia de Járkov, en el este del país, dos misiles impactaron en una infraestructura importante y hay apagones de emergencia, indicó el gobernador, Oleg Synegubov, tras el segundo ataque del día. Ya por la mañana hubo ataques contra infraestructuras claves e instalaciones industriales en la ciudad homónima y la región.
Batalla "feroz" por Soledar
Pero la principal batalla se libra en Soledar. Según Ucrania, porque Rusia mantiene que ya es suya.
Allí, el jefe de unidad del grupo paramilitar Wagner Evgeniy Prigozhin dice estar entregando medallas a los soldados que tomaron la ciudad. Una localidad que Moscú ambiciona como trampolín para tomar la ciudad de Bajmut.
"La unidad enemiga fue reprimida, los que se negaron a rendirse fueron asesinados", asegura.
Desde el Ministerio de Defensa ucraniano, sin embargo, dicen sus hombres "repelen continuos ataques del enemigo". "El ejército está en pie, aguantamos, mantenemos la defensa, todo el mundo sabe por qué estamos aquí", dice un oficial en el terreno.
Resisten pese a las bajas para evitar la que sería la primera gran victoria rusa en seis meses.